A VUELTAS CON EL POEMA DE PARMÉNIDES Y EL PROYECTO DE LA FILOSOFÍA
El poema de Parménides es realmente complejo, pero parece ser que es la
clave del pensamiento filosófico. Voy a intentar interpretar lo que
dice. Con él aparece el proyecto total de la filosofía: el conocer la
verdad y establecer los discursos de la verdad. Pues la diosa a-letheia
manda imperativamente seguir su regla: “el ser es, y el no-ser no es” y
establece una identidad para ello: “es lo mismo pensar y ser”. El
discurso de la verdad es pensar y decir lo que las cosas son; y por
tanto sirve para desvelar o desocultar lo que se esconde detrás de las
cosas que no son; el discurso de la mentira, en sentido contrario, es
pensar y decir lo que las cosas no son. Lo que el poema de Parménides
propone es un proyecto: desvelar lo que las cosas son mediante el pensar
y alcanzar la identidad que consiste, pues, en pensar lo que las cosas
son. A lo que se llega con el pensar es que esa verdad es una e inmóvil:
la verdad solo puede ser una, y no muchas, y esa verdad no puede
cambiar. No puede ser hoy una verdad y mañana otra. La verdad es
siempre, sin movimiento y esa verdad existe en el pensar y en la physis.
Cuando se consuma esa identidad entre el pensar (logos humano) y el
principio (logos) de la physis se da la verdad. El poema de Parménides
no propone una solución al problema, sino que simplemente plantea la
cuestión inmensa de la verdad y lo que ésta es.
El proyecto
filosófico no será otro que descubrir cuál es esa verdad – que, repito,
no es otra cosa que pensar lo que las cosas son- . Que pensar y la
realidad sea lo mismo. Cuando pensar y la realidad es diferente, nos
dice el poema, estamos fuera del camino de la verdad. Bien porque el
pensar nos lleve a una “verdad” múltiple y por tanto falsa. Bien porque
la Realidad no sea la que, precisamente, se piensa: esto es, que se
piense algo es lo que no es. Por tanto, en conclusión, el proyecto de la
Filosofía es pensar lo que las cosas son y, por tanto, el proyecto de
la Filosofía es la verdad.
En pensamiento es “inteligencia” que
viene de legein (leer o agavillar o reunir) interiormente; la dificultad
parmenidea se encuentra en que ante esa verdad una e inmóvil nos
encontramos con una gran cantidad de objetos múltiples y en movimiento
en la Realidad o Ser.
¿Cómo unir un conocimiento de verdad inmóvil con esa cantidad de cosas en movimiento que aparecen?
Efectivamente, el ser en Parménides como “ser existencial”, como
afirma Dv con razón, tampoco parece ser una correcta interpretación. Los
griegos no se planteaban el problema de la existencia, sino de la
realidad u ontología. No tanto que las cosas fueran sino que qué eran.
Los griegos entendían las cosas,como aparición, y la verdad como lo
no-oculto, lo no-oscuro.
Plantear el ser como un “ser
existencial” es muy interesante, o como un uno-todo, pues el poema de
Parménides aparece como un silogismo lógico donde el tiempo se convierte
en un elemento fundamental. 1) El ser es. 2) el no-ser no es 2) por
tanto, el ser es un uno todo continuo y sin movimiento en un tiempo
estático. Supongamos que todo existe; supongamos que “no todo” no
existe. Si existe esa existencia no puede tener movimiento, porque el
movimiento precisa tiempo. Pero en un ser que existe sin posibilidad de
no ser, posee un tiempo continuo pero estático. ¿Cómo es posible el
movimiento en ese tiempo?. El otro presupuesto que plantea el poema es
que ser y pensar son lo mismo; esa identidad no se puede dar en un “ser
existencial”, pues entonces nos remontaríamos a la modernidad, con
Descartes, que uno el cogito con la existencia subjetiva.
Ahora
bien, yo creo que el ser de Perménides no es un “ser existencial”.
Nosotros no somos griegos. No podemos pensar como griegos sin esfuerzo,
pero hay que pensar como griegos. Podemos cambiar el ser por lo una
palabra nuestra que logre identificar lo que querían significar los
griegos por ser. Pongamos que en vez de “existencia” entendamos ser por
“realidad”, y lo que propone el poema de Parménides es la identidad
entre realidad y pensar, pues lo que se busca no es demostrar la
existencia. De lo que se trata es de saber cuál es el camino de la
verdad; conocer no que existen cosas, sino qué son las cosas que son. La
conclusión de poema es que el ser es pensamiento. Y cuando el
pensamiento coincide con el ser en identidad nos encontramos con la
verdad. Pensar es siempre lenguaje: el lenguaje (logos-leguein) puede
situarse en dos lugares; o bien en la propia naturaleza (el logos de
Heráclito) o bien en el sujeto que interpreta esa naturaleza
(inte-leguein). Esa inteligencia “dual” se puede pensar como una sola
inteligencia y es divina. Ahora bien, lo que propone el poema de
Parménides es que debe coincidir el discurso de pensar con el ser, con
la realidad. Que esta realidad puede ser pensada y, para qué será
verdad, deben coincidir. Este es el discurso de la Filosofía: descubrir
la verdad, y los filósofos son aquellos que piensan cómo son las cosas.
Sin embargo, en esta interpretación de modo indirecto también habla de
la totalidad, pues es imposible saber sin hacer una inducción a la
totalidad. Sócrates buscó conocer lo que las cosas son se realiza
mediante “la definición” y “la inducción”, y para ahondar en ello, de lo
que se trata, es pensar las cosas como uno uno inamovible que implica
la totalidad de lo real, que no se puede conseguir mediante los
sentidos; y que Platón lo hace mediante la Dialéctica. Platón convertirá
la identidad del ser-pensar de un modo dual y no como un uno. Pues
según las enseñanzas no escritas determinará que la aprehensión de la
realidad, que es matemática, es dual: es el Uno y la Diada indefinida,
como ideas de números. Pero que se sitúan en “el pensar” como fundamento
del “ser”. Y a la vez es uno y es múltiple; pues sin el concepto no
sería posible lo múltiple; y ahí quedaría resuelta la identidad
Platónica del ser pensar. Teresa Oñate dice que Platón rompe con
Parménides y abandona la casa del padre con El Parménides porque Platón
encuentra dificultades en hacer participar lo múltiple de lo uno,
escindiendo el ser con el pensar como imposible.
Bien, partiendo
de que el ser es la realidad. La verdad es el ajuste entre el pensar y
la realidad. Cuando lo que se piensa y la realidad coinciden no situamos
en el verdad. Y ese es el camino que la diosa indica que se siga: lo
que las cosas son. Ahora bien, el camino para conocer lo que las cosas
son se encuentra en el lenguaje. Heidegger dirá que el lenguaje es la
casa del ser. Los griegos son una cultura de lo Uno. Lo uno representa
el orden de lo real, frente al caos, o desorden. Lo que aparece es un
orden, y lo oculto es el principio ordenador. Saber es pensar lo que
ordena lo que aparece. Así la realidad se desdoblará en dos partes
definitvamente en la identidad: pensar y ser. El pesar nos llevará a la
totalidad o universalidad del concepto, que es lo uno, la verdad,
inmóvil y eterna y se expresa en el lenguaje. El objeto de la Filosofía
es desentrañar ese uno de lo múltiple, lo mismo de lo otro, la ley del
cambio y el principio de la physis. Y eso nos llevará a Sócrates, a
Platón y a Aristóteles. Desentrañar qué son las cosas mediante el
pensamiento, mediante el lenguaje, que es común al alma y a la realidad.
Es el camino de la verdad y el proyecto filosófico desde Parménides. Un
intento en el cual aún estamos
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