Clase magistral del profesor Q. Racionero. Apuntes tomados de clase.
Platón es una de las cumbres de la historia de la filosofía y de la
literatura filosófica universal. Platón, pariente de Critias - que ha
intervenido en el régimen de los tiranos-, es también un desencantado de
las tiranías –que aparece, en Platón, como el peor de los regímenes
posibles; durante el periodo de los Treinta Tiranos, por ejemplo, había
sicarios y se sacaba a las gentes de sus casas para asesinarlas-. El
momento decisivo para Platón es el encuentro con Sócrates, precedido por
el recuerdo y estudio de la física jónica. Sócrates era discípulo de
Crátilo. No conoció a Anaxágoras, pero si conoció la Física jónica. No
conoció a Demócrito tampoco, pese a ser contemporáneo de Sócrates, pues
su obra se difundió tras su muerte. Platón rememora el discurso de los
Físicos con una metáfora. Considera a éstos filósofos como una “primera
navegación” de la Filosofía, que se caracteriza porque el discurso no
puede ser el de los sofistas y retores, demócratas radicales, ni la de
los conservadores, como Sófocles, que en la poesía establece un concepto
aristocrático de areté; busca un lugar intermedio entre ese dilema de
ambas postura, con una grave disquisición acerca de la paideia –o
educación política y ciudadana-. Esa “primera navegación”, sentenciará
Platón, es insuficiente. Piensa su obra como una diferente
interpretación de la tradición filosófica que se le entrega. Sócrates,
según Platón, habría culminado la “primera navegación”, arribada a la
tierra firme, y puestas las condiciones para una “segunda navegación”
que será por él emprendida: la propia navegación de Platón frente al
problema planteado por la ciudad y ajustada a sus problemas.
Posibilitada por Sócrates, protagonista en sus diálogos, es, sin
embargo, una navegación platónica.
Esa segunda navegación, para entender el pensamiento de Platón, es necesario referirse a:
1) Platón adopta el punto de vista del concepto: como interpretación de
la identidad parmenídea “ser igual a pensar”, pero alejada desde la
perspectiva ontológica (el ser, en tanto que traduce la realidad),
centrándolo, pues, en las leyes del razonamiento descubiertas por
Sócrates (que son, pues, inducción y razonamiento). Platón sustituye la
noción de “universalidad del ser” por la “universalidad del concepto”
Y
2) Aceptada la doctrina del concepto: Platón plantea la insuficiencia
del concepto también (Sócrates) si éste no tiene referencias propias.
Después de Sócrates –y que explica el fracaso de los diálogos
“socráticos”- hay que tener en cuenta que para tratar “la realidad”
tiene que tratar con conceptos, pero, paradoja, estos no se encuentran
en la realidad. Así: la idea de Hombre, no se encuentra en la
experiencia sensible el Hombre abstracto, sino hombres diferentes e
individuales. Para defender el concepto y su doctrina tiene que haber un
plano de referencia para que se ajuste ambas realidades: la realidad
conceptual y la realidad sensible. La realidad no se cumple plenamente
en los fenómenos y seres singulares (pluralistas), y que provoca la
paradoja de Parménides, Ser, Uno y ente imperecedero, por un lado, y
particulares o singulares y fenoménicos y perecederas por otro. Y los
“fenómenos” no son el plano de referencia del concepto universal de la
identidad parmenidea.
Otra manera de entender, en Platón, como
“la segunda navegación”, es el plano ontológico. Él tiene conciencia de
ello: en El Fedón dice que nunca se había hablado antes. Si el plano es
en los seres individuales de la singularidad y la multiplicidad nos
encontraríamos en la aseveración aporética de Gorgias: imposible de
concebir, de comunicar y de conocer el ser o realidad de las cosas. Sin
embargo, sobre la realidad fenoménica o natural o perceptiva de la
singularidad hay otro plano de la realidad que cumple el ser de
Parménides. Y comprendido sobre el mundo real hay otro mundo que es aún
más real: es el mundo inteligible. Expresado metafóricamente como el
“topos hiperurano”. El lugar más allá de las percepciones sensibles:
visible a los ojos del espíritu y de las ideas; realidad inteligible. En
ese plano, lugar, lugar donde se da el conocimiento científico y por
necesidad: superación de las creencias (pistis) y de las opiniones
(dóxa) y lugar de la ciencia o la episteme –conocimiento cierto- y que
requerirá una nueva paideia: que no es ni de los dioses (tradicional) ni
de los intereses de hombres (democracia radical y limitada
conservadora).
Fijémonos en el plano inteligible: En el Fedón
–texto central del pensamiento maduro y donde se sitúan los inicios de
esa “segunda navegación”- Platón insiste que el plano inteligible se
percibe no con la vista (experiencia), sino con el razonamiento, del
logos, pero no por ello deja de verse, es objeto también de una visión.
Por eso escoge el término idea (ver), lo visible o eidei: lo visible al
logos, a la razón. Esa arribada a ese plano es costosa, trabajosa: Así
lo muestra y proponen en El Menón, El Teeteto o El Fedro. Estos son
primeros diálogos del nivel superior de los estudios académicos, que se
ven ya con “lo real” y no solo con la interrogación de los “diálogos
aporéticos” de los primeros escalones educativos en el plan de estudios
(que aparecen en la República). Diálogos para estudios ya superiores: la
pregunta trata de cuestionarse los instrumentos de la ciencia que da
lugar al mundo inteligible y donde se da la ciencia (conocimiento
verdadero) y su posibilidad. Es característica de Platón la
incorporación del pensamiento anterior para que se integren a su
sistema. Platón refuta a los anteriores, pero aun así los integra. Así,
se plantea la existencia, según Platón, de “la opinión” y de “la
episteme”. Afirmaciones que pueden chocar con otras afirmaciones
(opiniones) en la conjetura o eikasía.
Es propio de la opinión dos formas del conocer criticables:
1) Eikasía: conjetura. De las opiniones no fundadas. Y estas chocan.
No son demostrativas, no hay nada que las justifique. Es peligroso para
la vida de la ciudad, característico de los que peroran en la plaza pero
que no pueden probarse. (Si ocurre A, ocurrirá B, se mantiene como
conjetura, eikasía, no como conocimiento) El precio a pagar, si la
conjetura es falsa, es la derrota de la ciudad o la injusticia. No es
válido, pues, y representa el método como tratan las cosas los sofistas o
los rétores, aquellos que presenta hipótesis de cumplimiento cierto.
Tampoco es posible, ni confundir, con el otro nivel propio de la opinión
o “dóxa” de la
3) Pistis: la creencia, o creencia o educación
religiosa, de la democracia conservadora; depósito de confianza en un
enunciado que persuade una vez que se tiene una previa confianza en
ello.
De ambos no se puede extraer conocimiento seguro. Asentimiento de la conjetura y creencia.
Sin embargo, gracias a las opiniones y creencias (eikasía y pistis) es
posible la pregunta socrática y la mayéutica. Sin opiniones ni creencias
no se podía haber avanzado en el camino de la verdad y de
interpretación y contacto con la realidad y territorio de la ciencia y
la fuente del conocimiento verdadero. La inteligencia puede despertar a
la verdad en un proceso diferente. Precisa por una hipótesis fuerte: Las
preguntas podrán desarbolar lo que no es correcto en las opiniones y
creencias, por capacidad en el razonamiento de hacer ese descubrimiento,
golpe maestro, giro, al descubrir la inexactitud de opiniones y
creencias, mediante la anamnesis. La anamnesis se estudia en El Menón y
El Teeteto. El recuerdo sirve para descubrir la falsedad de las
opiniones y creencias. Queda expresado en el mito del auriga: Conocemos
porque las almas antes de nacer habían visto los inteligibles. El alma
va en un auriga con dos caballos: uno tiende hacia la tierra, otro al
cielo; si cae a la tierra sufre un golpe y olvida el “mundo
inteligible”, que debe ser recordado mediante las preguntas adecuadas,
el arte mayéutica (parir) de recordar. El esclavo es llevado a descubrir
por sí solo un teorema porque es conducido, pues, con las preguntas
adecuadas. Recordad se constituye en una capacidad previa, a priori, no
dependiente de la experiencia, ni de las opiniones y que produce y sirve
el conocimiento. Conocer es reconocer, y lo que no es susceptible de
reconocimiento es incognoscible. No estamos forzados a ser aquiescente
con una opinión o creencia por un camino: mirar los acontecimientos bajo
la óptica del reconocimiento y que el alma tiene de antemano en su
recuerdo. Ese modo de ver “a priori”, que lo tenemos antes de nacer, eso
es “el razonamiento”: mirar el mundo con ojos no físicos, sino de la
razón. Visto desde la necesidad de la ley del razonamiento. Esto es lo
que es objeto de anamnesis; visto de una forma que no admite
confrontación discursiva, cuya negación es imposible: la definición
socrática. Y eso se consigue mediante la diánoia: ver la realidad a
través del nous en discursos encadenados. Analizar los elementos con
logicidad, que se ejecutan mediante movimientos de la razón: y que es
denominado como dialéctica. Un logos que se construye a través de la
razón dianoética. Primero, con un momento refutatorio ascendente
(fuentes empíricas de lo real) de diáiresis (análisis) de sus
componentes para llegar a un momento descendente y constructivo,
devuelta limpia de maleza. La dialéctica es el juego de descubrimiento
del mundo inteligible, para conseguir el reconocimiento y presentándolo
de la forma adecuada; no es un dualismo tal y como muchos afirman. Es
verdad es que ese mundo reconstruido y limpio que procede de las
opiniones y creencias y que se plantea como una reconstrucción
enunciativa: un dualismo sobre lo verdadero, más verdadero, que tiene
como objeto comprender lo real-sensible con lo real-conceptual, en la
identidad parmenidea. La enunciación verdadera (inteligible); el mundo
sensible de la realidad que se abre mediante las preguntas dirigidas,
pero “que es”. El topos hiperurano debe ser comprendido con la metáfora
de las dos líneas paralelas: como oposición entre “el enunciado” y “el
mundo real”: en el mundo sensible se da la estructura del mundo
inteligible, que es lo que hace comprensible lo sensible. No es una
opción escapista: sino de reconocimiento de lo inteligible para
explicación de lo real-sensible. Negar el mundo y presentar una
escapatoria del mundo no es la estrategia de la episteme: Es otra la
estrategia: una oposición dualista “enunciativa de la estructura
inteligible” de lo sensible. El último escalón es la noesis, una visión,
intuitivo, resultado final: intuición intelectual, o noema: visión de
intelectiva de la estructura de lo real sensible. Una inducción que da
el salto al “todos” y que no es objeto de la experiencia. Es el
resultado del conocimiento dianoético, y puesta en práctica dialéctica, y
que llega a un “mundo inteligible“ todo organizado y relacionado,
unidad y jerarquía, una organización según orden, como estructura
dinámica del cosmos sensible, una vez que se ha ejercitado la diánoia.
Viene repitiendo el profesor Quintín Racionero. Esto también puede
adquirirse de dos formas, además de con la dialéctica.
1)
Adquirirse si las musas nos infunden la visión de lo inteligible ( pero,
sin embargo, a-logos). La inspiración divina. Queda expresado en el
diálogo El ión. Poseído por los dioses, entusiasmós (lleno de lo
divino), mediante ritos, contemplación de la verdad y pleno de lo que
realmente es. Es un camino que no depende de nosotros y se da pocas
veces. El programa de la filosofía absuelve la religión mediante el
razonamiento.
2) El de Eros, también a-logos. No requiere el
razonamiento no precisa la bifurcación entre realidad y enunciado. Se
está enamorado cuando en ese sujeto se experimenta la totalidad del ser y
sin condiciones (haplós). Se consigue la percepción intelectual de lo
inmóvil e imperecedero e inconmovible.
La pregunta es simple: ¿Cómo conectar el mundo del enunciado con el mundo de la realidad?
El problema de mímesis (imitación) o de la méthesis (participación).
Mediante “narración ilativa paratáctica”: no obtenemos conocimiento o
episteme. No es describir todo, sino como se modeliza. Aplicar “el
enunciado” a lo “real sensible” y reproduzca lo real sensible. Que lo
sensible se ajuste a lo inteligible y subordinado a él, con las nociones
que incorpora Platón. Y las explica en las agrapha dógmata (doctrinas
no escritas, últimas dos cursos en la Académia). Cuando se haya
practicado la dianoética del diálogo de los lógoi que se enfrentan: y
que se corona en la oralidad como único lugar de la comprensión de lo
real sensible por conocimiento del “noema”. Aplicar el mundo inteligible
al sensible: objeto de las doctrinas no escritas en Platón. En vida de
Platón se escribieron en notas –entre alumnos de treinta y cuarenta
años- una explicación del mundo sensible, el momento de explicación del
mundo eran las doctrinas orales, muchos testimonios se han perdido, y
fueron muy importantes para cerrar la explicación platónica. La Escuela
de Tubinga después de la guerra mundial (contrarrestados por la escuela
de Milán –Giovani REALE) han reiniciado los estudios de esa parte. La
distinción entre mundo sensible y mundo inteligible de los enunciados se
produce un “horismós” (abismo, distinción, apertura) de las cosas como
aparecen y las cosas ya enunciadas para ser comprendidas. En partes
exotérica y esotéricas: el mundo sensible es una copia del mundo
inteligible, que puede ser expresada por la explicación: las ideas
inteligibles y su estructura jerárquica se refleja como ejemplares sobre
un espacio físico en movimiento y con densidad y con tamaño: el mundo
sensible es el que se aparta y lejano y difícil de entender. La
participación de la realidad aparece refractado (méthesis) en espejos
rugosos, donde en cada ser se encuentra la explicación del ser universal
y necesario (las sombras de la caverna, que no son comprendidas
intelectivamente, sino solo sensiblemente). El mundo inteligible es un
mundo organizado: en él se encuentran los principios de unidad y de
diversidad. Lo Uno (con el significado de un cosmos o un principio de
orden y organización y que se singulariza con el bien): el bien es la
idea más amplia: que es la unidad organizativa y ordenada, pues. Que sea
un cosmos indica que no es una sola cosa: es una unidad compuesta por
una multiplicidad de entes, leyes, relaciones, objetos físicos o ideas
morales. Los principios organizativos del cosmos (Uno) se organiza por
otro principio: El principio de la Diada indefinida (lo múltiple). El
"uno" limita lo que en la pluralidad se presenta de forma ilimitada. Ese
era el contenido de los agrápha dogmáta, las doctrinas no escritas de
platón, el sol a la la salida de la caverna: que lo que organiza y da
sentido a lo real sensible son ideas, noemas, vistas por la razón
interior (legein es leer y entrelazar, agavillar, intelegein, de un modo
interior). Y son las ideas de números. No los números, sino idas de
números que son dos: lo Uno y la Diada.
El gran legado de Platón a occidente es el siguiente:
Hay platonismo, pues, cuando alguien piensa que el mundo está escrito
en lenguaje matemático. Esto es: cuando el mundo sensible puede ser
descrito y enunciado matemáticamente. Platón entrega el artefacto de la
episteme, el conocimiento, que consiste en un enunciado que conecta con
el mundo sensible: Son los enunciados de la matemática, que es un
enunciado consistente para explicar lo real. Galileo es platónico. Solo
puede ser entendido tras las doctrinas no escritas: y que consiste en
que lo Uno (el orden, el Kósmos) y lo Múltiple (los entes sensibles) son
vistos (eidei) mediante "números ideales", que son lo Uno y la Diada
Indefinida. Esto es: la unidad de lo real y la multiplicidad como ideas
de números y que explican los números, como relaciones ordenadas de las
cosas sensibles.