viernes, 28 de noviembre de 2014

Los defensores de la fe. El Papel de la Iglesia en la GCE vista por sus defensores.




Defensores de la fe (Russell Palmer, 1938). En unas entradas más abajo vimos el documental "Tierras de ESPAÑA"; en este caso un documental en versión contraria "Los defensores de la Fe", rodado en color; un documental de propaganda de la causa rebelde y la de la España católica. Para entender el grave conflicto español hay que sumergirse en la grave "crisis espiritual" de 1898, cuando las obras de Nietzsche, Schopenhauer, y del positivismo ya estaban entrando en España y eran leídas, a la vez que las teoría marxistas y anarquistas estaban haciendo mella en una población que vivia en unas duras condiciones y no aceptaba que ese "valle de lágrimas" lo fuera por "voluntad divina". Frente a ello, la Iglesia Católica se constituyó en adalid e interprete de una España diferente; la de que es Dios quien hace la Historia y que hay que esperar al día del juicio final. Pues dos interpretaciones muy diferentes de la Historia: la que hacen los hombres y por tanto "revolucionaria" y la que hace Dios y, por tanto,"conservadora". La institución eclesial se convierte en la institución que defiende la segunda posición, queriendo mantener el estado de las cosas, frente a las ideas de la modernidad: "liberalismo, comunismo, anarquismo".

 Sorprende la muy escasa documentación disponible sobre el primer film realizado en color para describir un conflicto militar moderno del siglo XX, Defensors of the faith, rodado en 1938 por el inglés Russell Palmer. La película fué emitida por TVE dentro del espacio "El laberinto español" dirigido por Javier Martínez Reverte. Desde su prólogo, Palmer no disimula sus claras simpatías por la causa nacional: "Destrozada por facciones opuestas, la república de 1931 estaba condenada desde el principio"; que encuadra dentro de la lucha europea para frenar el avance del comunismo. Aunque la película subraya también el "patriotismo" de los rebeldes, destaca esencialmente la interpretación anticomunista del conflicto español. Una orientación, sin embargo, que no era tan frecuente en los análisis occidentales al menos hasta que terminaron de definirse nítidamente los dos bandos que iban a marcar la pauta de la guerra fría. Como es sabido, los cambios obrados en las "dos versiones de Raza" giraban en torno a este mismo asunto: mientras en Raza (1941) las palabras "comunismo" o "comunista" ni siquiera aparecen, en Espíritu de una raza (1950) se añadían alusiones a la lucha contra el comunismo compatibles con la nueva política pro-americana del régimen de Franco. Defensores de la fe reune la perspectiva patriótica de la guerra civil, resaltando el nacionalismo de los alzados frente al bolchevismo y el cosmopolitismo desorientado del Frente Popular, con la perspectiva religiosa, resaltando la lucha de ateos contra creyentes. Destacan, en este sentido, las imágenes de profanaciones "obra maligna de los que no creen en Dios ni en la vida eterna". Es también un documental de destacada factura y de un gran realismo (sin perjuicio de que algunas secuencias hayan podido ser manipuladas, como la famosa toma de una colina) que no ahorra detalles escabrosos y un relato bastante detallado de las labores en la retaguardia (por ejemplo, mostrando el papel de los oficios religiosos y de las mujeres en la asistencia de heridos). Russell Palmer, presidente de Peninsular News Service, un grupo de presión pro-franquista, que editaba varias revistas en EE.UU. como 'Spain' y 'Cara al sol', obtuvo permiso del propio Franco para filmar sucesos como la conquista de Teruel, la toma de Castellón, Franco con las tropas italianas, increíbles imágenes de batallas aéreas, bombardeos a las trincheras y tanques republicanos e insólitas filmaciones de la Legión y las tropas moras.




En este otro documental, también de la tendencia pro-eclesiástica, se representa la llamada "persecución religiosa" en España. Todos los graves hechos de nuestra historia en el siglo XX, que deben ser interpretados en base a una profunda "intrahsitoria" unamuniana, así como el conocimiento de los relatos míticos y la ideología reinante en la llamada "modernidad". Lo que no hay duda ya es que en todo aspecto hay un grave conflicto de naturaleza política, donde la Iglesia adquiere un papel muy significativo, en base a una "Voluntad de Poder" ideológica.No hay que olvidar que ser defensor del "amor de Dios" lleva implícita una postura política: La defensa de que el Poder ideológico y político estuviera en manos de la Iglesia, en cuanto jerarquía e institución patrimonial, o no.

Cuando se habla de la "persecución religiosa" que sufrió la Iglesia católica en toda España, cabe señalar dos etapas: la acaecida desde el mes de mayo de 1931 -justo al mes de ser proclamada la II República-, con la quema de iglesias y conventos, hasta el 18 de julio de 1936, y desde ésta fecha hasta el 31 de marzo de 1939, durante el tiempo que duró la guerra civil, en la zona roja, omitiendo y prescindiendo de las acciones represivas de tipo político y social habidas tanto en zona roja como en la nacional, ya que estas no tuvieron carácter antirreligioso, aunque estas acciones pusieron en evidencia la violencia de la lucha fratricida. Tampoco se puede aludir a las víctimas registradas en operaciones militares ni a los asesinados por motivos políticos, y sí a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, hombres y mujeres de Acción Católica y otros seglares que entregaron sus vidas por amor a Dios. Resulta verdaderamente clarificador y relevante el conocer una serie de opiniones y frases que tuvieron lugar durante el trágico período comprendido entre 1936 y 1939. El cardenal Vicente Enrique y Tarancón, que vivió aquellos tristes hechos de la guerra civil, dejó una frase lapidaria: "Los rojos pretendían descristianizar a España: era obligatorio empuñar las armas en defensa de la fe [...]. Los rojos, pretendían, además, hacer de España un satélite de Rusia". Andrés Nin, jefe del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), en un discurso pronunciado en Barcelona el 8 de agosto de 1936, no tuvo inconveniente alguno en declarar: "Había muchos problemas en España... El problema de la Iglesia... Nosotros lo hemos resuelto totalmente, yendo a la raíz: hemos suprimido los sacerdotes, las iglesias y el culto". El secretario general de la sección española de la III Internacional, José Díaz, afirmaba en Valencia el 5 de marzo de 1937: "En las provincias en que dominamos, la Iglesia ya no existe. España ha sobrepasado en mucho la obra de los soviets, porque la Iglesia, en España, está hoy día aniquilada". Ni el templo de la MACARENA, la Reina de Sevilla, respetaron. Era un bello ejemplar, mudéjar, del siglo XIII. Pinchar para ampliar. Intelectuales y personas importantes asesinadas en 1936. Los trece Prelados asesinados por los rojos. Al ser preguntado el Presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys, a finales de agosto de 1936, por una periodista de L'Oeuvre sobre la posibilidad de reanudar el culto católico, respondió: "¡Oh!, este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas". El tristemente conocido diario socialista-anarquista, Solidaridad Obrera, el 15 de agosto de 1936, incitaba en estos términos: "Hay que extirpar a esa gente. La Iglesia a de ser arrancada de cuajo de nuestro suelo", y en el número correspondiente al 25 de mayo de 1937, publicaba lo siguiente: "¿Qué quiere decir restablecer la libertad de cultos? ¿Qué se puede volver a decir misa? Por lo que respecta a Barcelona y Madrid, no sabemos dónde se podrá hacer esta clase de pantomimas. No hay un templo en pie ni un altar donde colocar un cáliz... Tampoco creemos que haya muchos curas por este lado... capaces de esta misión". En la Comisaría de Policía de Bilbao fue hallado un documento con los sellos de la CNT y de la FAI, fechado en Gijón en octubre de 1936, en el que se decía textualmente: "Al portador de este salvoconducto no puede ocupársele en ningún otro servicio, porque está empleado en la destrucción de iglesias".

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