jueves, 30 de octubre de 2014

EL FRACASO ESCOLAR: UNA HIPÓCRITA FETICHIZACIÓN MÁS.




A los partidos políticos del turno político –ya les queda poco- se le llena la boca con “el fracaso escolar” como arma arrojadiza. Hablan del fracaso escolar como fracaso de la sociedad y de las instituciones, y en ello tienen razón; solo que sus análisis son análisis fetichizados, absolutizados, esto es: anulan una parte de la relación que produce el fracaso escolar y queda como un “concepto misterioso”, que no sabe dónde se esconde y que aparece como un fenómeno. Hay “fracaso escolar”, sí. Ahora te lo arrojo y tú me lo devuelves. Sin embargo el fracaso escolar es intrínseco a una sociedad y a un modo de vivir. En una sociedad capitalista el fracaso escolar es necesario y evidente. Se necesita de fracasados escolares; porque la sociedad precisa dividir el trabajo técnicamente, sí, pero no precisa cambiar la esencia del tipo de relaciones que en ella se dan como sustento: Que unos trabajen y otros se enriquezcan; aunque el marco es global, mundial. Y el fracaso escolar es una señal para la exterioridad del sistema y un motor. Esto es: o se está dentro del sistema, la totalidad capitalista de producción, o se está fuera. Y el estar fuera precisa de señales, como es el fracaso escolar, para impeler (motor) a la voluntad a estar dentro. Se precisa del fracaso escolar. Y se necesita: se necesita hacer una sociedad de competidores donde unos tengan éxito y otros fracasos. Si la sociedad demanda eso, ¿cómo no va a existir el fracaso escolar?. Las propias aulas lo reclaman y las personas que componen lo educativo lo reclaman también: porque la sociedad es una sociedad capitalista que así lo reclama. Reclaman notas, evaluaciones, y un umbral que sitúe la diferencia entre “éxito” y “fracaso”. Máxime cuando la educación se convierte en un quiero no quiero de carácter público: quiero educación para disciplinar a trabajadores, cualificados y no cualificados, quiero personas que ejecuten órdenes y hagan deberes, quiero la “Excelencia” - ¿Qué es la excelencia sino un umbral clasificatorio a mis criterios de excelencia donde ya se determina lo no-excelente-. Así que se provee una educación donde se precisa que haya fracasados en ella que es un éxito para lo que se pretende, pues se han transmitido los mínimos para convertir a un humano en un humano uni-direccional (Marcuse) y a su vez se le ha inoculado la energeia precisa para mover la rueda del sistema productivo (éxito-fracaso). Pues ahí tenemos que lo que hay: un sistema educativo que cumple los objetivos.

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