martes, 16 de noviembre de 2010

Historia de Alcalá de Henares: EL INCENDIO Y DESTRUCCIÓN DEL ARCHIVO GENERAL CENTRAL (PALACIO ARZOBISPAL) EL 12 DE AGOSTO DE 1939


Fotografía: Daniel Rodríguez Calvo

Desde la lejanía de mi tierra alcalaína, recuerdo cuando, siendo estudiante de bachillerato, asistí a la representación de "las Troyanas", que con éxito había dirigido el profesor de literatura de 3º, recibiendo importantes premios. Entonces yo no sabía que en aquel espacio, y aquellos arcos, eran los del patio de Fonseca. Hoy, con lágrimas en los ojos recuerdo aquella representación, y cobra sentido.... Ahora comprendo el porqué se decidió representar allí. Fueron muchas las tragedias que asolaron la ciudad de Alcalá de Henares durante la Guerra Civil Española. Aparte de las humanas, que fueron muchas, se añaden los destrozos en el patrimonio artístico. La Iglesia Magistral, cuya techumbre quedó desplomada después del incendio del 21 de julio de 1936, dejó una escombrera sobre la tumba del cardenal Cisneros. La casi total destrucción del patio trilingüe tras los bombardeos rebeldes de 1937 o la destrucción por el incendio del 29 de julio de Santa María la Mayor, son alguno de los ejemplos. Sin duda el aspecto de la ciudad hubo de ser desolador. Sin embargo hay un acontecimiento no del todo esclarecido, como fue el incendio de la joya arquitectónica más importante que tenía la ciudad: el Palacio Arzobispal. Un pérdida tremenda difícilmente explicable, no tanto por el incendio mismo, como por la posterior gestión que las autoridades hicieron de las ruinas. Los incendios de las Iglesias fue responsabilidad de las columnas de Puigdendolas, una vez rechazado el golpe que los oficiales insubordinados a sus superiores - el teniente coronel Mariano Monterde, comandante militar de la plaza resultó muerto a disparos y rematado en el suelo por sus oficiales subordinados- han efectuado el día 20 de Julio . Otros muchos destrozos graves fueron consecuencia de los bombardeos a la ciudad por parte de la aviación, con casi un centenar de ataques, que solo en población civil se llevaron 70 vecinos, y que no dejaron calle ni plaza sin su respectivo destrozo, causando un daño irrecuperable al patrimonio artístico alcalaíno . Uno de los edificios peor parados fue el patio trilingüe, actual hostería del estudiante, que quedó destruido en casi su totalidad. Sin embargo la labor de recuperación de todos estos edificios ha sido, tras largos años, y esperas, posible. Lo que no ha sido posible recuperar ha sido el palacio Arzobispal. Este ha sido uno de los grandes dramas, junto a los humanos, que conmocionan a todo alcalaíno que que, una y otra vez, imagina el palacio en su sitio y como debió ser. El drama acrece cuando vemos las fotografías que se realizaron entre 1915 y 1920 por el fotógrafo Mariano Moreno y las comparamos con las que fueron tomadas después del incendio, acaecido el 12 de agosto de 1939. Pocos meses después de que las tropas franquistas hubieron tomado el gobierno de la ciudad. El edificio había quedado reducido a escombros tras el incendio, pero no menos que otros a los que hemos hecho referencia. De hecho las fotografías nos muestran el patio de Fonseca, con la escalera de Covarrubias, o la fachada del Ave María en un estado de destrucción similar a la fachada principal del edificio, reconstruida a finales del siglo XX. En 1947 una fotografía del diario Alcalá nos muestra el torreón mudéjar, del que hoy aún quedan restos, con el estado de patio de Fonseca. Una mezcla de emoción, de ira, de alcalaíno, me subleva. Aparte del descuido con que las nuevas autoridades custodiaron el edificio, acusando del incendio a unos niños que juagaban en el patio de armas, al ver que todas aquellas ruinas podían haber sido recuperadas en parte se une que aquellas autoridades, precisamente, por querer esconder la responsabilidad del incendio, dando poca publicidad del mismo, desinformando de las investigaciones de los mismos, no publicando la catástrofe acaecida del edificio que estaba a su cargo en ninguna prensa nacional (El palacio arzobispal era el edificio renacentista más importante habido en España, monumento nacional a la altura de los más importantes, conviene recordarlo) se sitúa otro hecho más nefasto aún: la gestión de las ruinas nos ha impedido su recuperación, posible en algunos porcentajes importantes, habida cuenta de las fotografías y planos disponibles del edificio. Los destrozos del patrimonio artístico alcalaíno durante la contienda bélica son espeluznantes, donde solo imaginar como hubiera sido Alcalá ya causa desazón: la Guerra Civil le tocó de pleno como a la que más de las ciudades históricas españolas (Los bombardeos se espaciaron durante casi los tres años), y gracias a la Junta de Incautación y Protección del Tesoro, el desastre podría haber sido peor. Inexplicable, si es que algo de todo aquello puede tener explicación, es lo del incendio del Palacio Arzobispal, una vez terminada la Guerra, donde se dejan quemar no solo el edificio sino los archivos de importancia suma para entender la historia española que el edificio albergaba. Como dice José María San Luciano, en un libro de los más importantes realizados hasta la fecha sobre el asunto: "Para desgracia de España y de esta ciudad la dejadez, desidia, desinterés y falta de vigilancia apropiada por parte del Ejercito, que tenía la total responsabilidad del edificio, convertido en cuartel, propiciaron un desastre cuyas circunstancias no han sido investigadas hasta la fecha". Que las autoridades franquistas buscaran un chivo expiatorio que les evitase de sus responsabilidades tenían un motivo claro: En Ginebra se exhibían los tesoros artísticos españoles expatriados y consignados en la Sociedad de Naciones, que tenía su custodia, en la protección que de ellos hizo el gobierno de Valencia. Que el gobierno franquista se hubiera dejado quemar uno de los edificios más importantes del renacimiento español podrían haber sido utilizado como propaganda para que éstos no hubieran sido devueltos. Para el nuevo régimen aquellas ruinas representaban una vergüenza, por eso desmantelaron las ruinas y nos han impedido su recuperación.

1 comentario:

Txema dijo...

Podría parecer inexplicable.

Pero en España hay una atración delirante por la destrucción, salvo honrosas excepciones, que afecta a todos los estratos sociales. Es un país destructivo.

Produce espanto pensar que, aún hoy, haya personas que pregonan y animan a la barbarie colectiva.

Posiblemente no tanto de monumentos históricos, y lo digo con cautela, pero si a la destrucción de personas física o mentalmente.

saludos