viernes, 7 de mayo de 2010

Fallido pacto en educación



Unas breves reflexiones sobre el fallido pacto de educación: Muchas veces pienso que el ministro Gabilondo le pasa como a su hermano. Son gente honesta y con una clara visión de la convivencia democrática, pero que parecen no ver la realidad nada más que como sus ojos desearan. Parecen no entender que hay una frase repetida que dice, y que olvidan: “Para eso ganamos la Guerra”. Creo que no han terminado de comprender que los que ganaron la guerra trajeron estos lodos. Y que no van a transigir con absolutamente en nada de aquello por el cual iniciaron una Cruzada. El problema de la educación española reside en el concierto económico de colegios religiosos, los más de ellos situados en terrenos públicos cedidos en su día por el Estado, que, aunque no hace falta recordarlo, se autodenominaba como nacional-católico. Creo que el ministro Gabilondo no ha leído la célebre obra de Fritz Martz, introducción a la pedagogía. Si la hubiera leído sabría la imposibilidad de pacto entre dos modelos de educación antitéticos: el de las congregaciones religiosas y el de “la libertad educativa” que se remonta, cuanto menos, al Fedón. Curioso es, por otro lado, el uso de esos términos. La “libertad educativa” tal y como es empleado por la Iglesia para seguir manteniendo sus colegios financiados con impuestos de todos (“que para eso ganaron una guerra”, que para ello iniciaron una cruzada), una libertad que es una libertad de los padres a elegir centro. ¿Dónde queda su preocupación por la libertad de los alumnos? cuando junto a la palabra libertad lo que leemos es "padres". Una educación que se precie de serlo debe ser una educación para la libertad: pero la libertad de los que aún son hombres en potencia. Veamos como se juega con la libertad, y su concepto en los procesos educativos en las instituciones contemporáneas de la educación. Un ejemplo: En un colegio público se inicia un claustro de maestros por la orden del día, y éstos exponen sus puntos de vista, que quedan reflejada en un acta. En un colegio religioso este mismo claustro se inicia con un rezo de un padrenuestro. Cada intervención queda bien auscultada por quien preside el acto: la orden. Curioso concepto de libertad. Si la educación es una educación para la libertad, como propone Fritz Martz, y si el maestro es el que guía de esa libertad, poca guía puede ejercer el que, por ser pagado por una confesión, no lo es. Y no me cuenten que ellos, libremente, acepten. No es la libertad de los padres a elegir colegio lo que más les importa: lo que más les importa es perpetuar una opción ideológica, auspiciada por el estado. So pena que los colegios públicos (donde ejercen profesionales que han superado, al menos, unas pruebas de acceso públicas y queen determinadas comunidades -por el alto número de tribunales y de participantes-, es realmente dificil de manipular) queden en lo que intentan que sea: el furgón de cola de la educación, siendo el lugar preciso dónde sus profesionales deben pelar con toda la complejidad y problemática que la educación se enfrenta. Los mejores profesionales, los libres, no lo duden, se encuetra en la educación pública. La libertad de los padres a la elección de centros procura una educación selectiva efectuada por los padres en un modelo de doble selección: los egoísmos y las ignoracias, el instinto de segregación, el ánimo de diferenciación, que les lleva a elegir colegios donde los padres han elegido para sus hijos ese mismo tipo de educación, y que nos lleva a concluir el tipo de personas que quiere que sus hijos sean. Un craso error para la educación liberadora, que requiere de sujetos capaces de pensar por sí mismos, en esa aventura que es el pensar, y cuyos hitos del pensamiento ya están muy alejados del escolasticismo que caracterizó a la eduación durante el franqusimo. Educación que continuaba colocando a España en el furgón de cola del pensamiento y la ciencia europea. La diferencia en el acceso a estos centros concertados a la profesión docente se sustenta en clientelismos y referencias. Pero para eso ganaron la guerra. El magisterio o es una profesión liberal, de caracter público o privado -pero no concertado-, o no es. En el momento que las instituciones son concertadas y pertenecen a determinada órden religiosa con amplio poder, la profesión queda desvirtuada. Juegan con mejor material, debido a la inopia de los padres, como queda dicho. A su propio egoísmo. Quieren seguir creando las redes clientelares en las que se sustenta el Estado Oligocrático; queriendo un bien que va contra ellos, por ir contra todos.Eso, desde tiempos de Platón, se llama ignorancia. La apuesta por una educación pública o privada no concertada es un modelo antitético al planteado por el Partido Popular. Pero recordemos: ganaron la guerra, y de esos réditos se siguen valiendo, como es el caso de Extremadura, donde se han ampliado los conciertos económicos a los colegios religiosos. Ahora bien, tengánlo en cuenta, una educación pública -o privada no concertada-, efectuado por maestros libres, es el lugar donde se encuentra la calidad educativa: en la relación maestro (adulto)- alumno (infante) en régimen de libertad. En lo que sería una educación para la democracia. Cosa que, por ahora, no es, al dividir al alumnado y a los maestros, en dos instituciones muy diferenciadas: la enseñanza pública - donde los maestros deben luchar con buena voluntad con todas las dificultades escolares de la educación: necesidades educativas especiales, problemas de escolarización, violencia, moral, ética: centrados en las necesidades del niño- y la concertada de ideología religioso católica -donde los profesores deben su sueldo a la ideología del centro, centros, dicho sea de paso, especializados en agradar a los padres- . Los motivos, lo sabemos bien, tienen que ver con un golpe de Estado, una Guerra Civil, una victoria y una dictadura de carácter católico. Todo ello aderezado por ser este país, en el pasado, el motor de la contrareforma, y que, a diferencia de los países protestantes, el monopolio de la lectura de la Biblia quedó en manos de frailes y sacerdotes: convirtiendo a este país en uno de los países con mayor tasas de analfabetismo de occidente en el siglo XIX.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Apología de Sócrates



La apología de Sócrates es uno de los más bellos textos filosóficos. Escrito por Platón entre 393 y 383, constituye el discurso que Sócrates hace en defensa propia, acusado de corromper a los jóvenes y despreciar a los dioses. Esta adaptación que aquí subo está muy bien realizada, pues recoge la intensidad que realiza el discurso: el odio y la envidia son las causas reales por el cual es juzgado. Sócrates pone en entredicho a los que eran considerados como sabios: los sofistas. Aquellos que enseñaban a los jóvenes a la vida política, pero que, sin afán de buscar lo que es justo y bueno, estaban corruptos, como corrupta era la educación que impartían. Sócrates, como todo filósofo, pone en cuestión el sistema político, por su déficits democráticos. En este caso, Sócrates ataca a muy poderosos intereses, que, en su opinión, causaba la corrupción democrática: que no eran los buenos hombres los que gobernaban, y que éstos, además, eran enseñados vilmente por personas que no poseían ningún conocimiento sobre cómo llegar a ser un buen hombre. De tal forma, los enemigos a los que Sócrates se enfrenta son muchos y poderosos: los demagogos. En final del diálogo es una de las más bellos párrafos escritos nunca en filosofía, acerca de la muerte, en una reflexión serena sobre la misma, y que tendrá una gran influencia en la posteridad. Son cinco vídeos muy recomendables.

lunes, 3 de mayo de 2010

Allen en la cola del cine.



Hoy, esta genial escena de Annie Hall, donde los protagonistas esperan en la cola del cine, mientras un pedante pone a parir a Federico Fellini, una de las filias del propio Allen… el espectador va tomando partido en la conversación, que la escucha, del mismo modo que Allen. De repente, Allen pregunta al propio espectador, mirando a la cámara, ¿Qué se hace cuando uno se encuentra en la cola del cine con un tipo como éste?... Un ejemplo de la mediocridad de de los que opinan sobre arte y estética, sin ser capaces, además, de crear nada. De buena gana, Allen, pondría en un mano a mano a los críticos con los artistas, para decirles: ustedes no entienden nada de nada porque, simplemente, no tiene ni pajolera idea.