domingo, 24 de enero de 2010

Antonio Machado


No me queda otra que hablar, esta noche, del Juan de Mairena, de Antonio Machado. Es un libro al que habitualmente vuelvo. Es un libro, por añadidura, que no termina de acabarse, por la bondad que encierran sus páginas. Otros libros acaso rezuman veracidad o falsedad. Éste en cambio lo que tiene es una bondad inmensa. Y es esa capacidad moral que nos trasmite un autor, que es un modelo. Ya lo he señalado otras veces. La tragedia moral de lo español tiene como epitome a Antonio Machado. La tragedia de Machado, autor del libro que tengo entre mis manos, pasando a pie los pirineos, me llena de ternura, de amor y de razón. Este hombre tenía razones. La toma de conciencia política, el posicionamiento liberal, adquiere un matiz distinto bajo el rostro amable de Machado. Son curiosos los tres libros que ahora reposan sobre mi mesa. Uno de ellos es el Juan de Mairena, otro es la biografía de Machado escrita por Iam Gibson y la tercero son las “Memorias de Santiago Carrillo”. Cuando reviso esos libros acude a mí una intensa desesperanza y tristeza. Las clases de un profesor de instituto en provincias, la monotonía de los campos, la tristeza de los andenes y de los trenes; los limoneros de los patios, o las moscas, pesadas, en el verano, que turban la vida reposada, en campos estériles, desesperanzados, existenciales. Machado es un espíritu liberal. Era el mejor de todos. Era el más bueno. /Yo para todo viaje/ –siempre sobre la madera/ de mi vagón de tercera/voy ligero de equipaje.

2 comentarios:

Marcos Santos Gómez dijo...

Hola, amigo. Me dan ganas de leer de una vez el Juan de Mairena. Sería interesante también encontrar por ahí el libro del profesor Pedro Cerezo sobre Antonio Machado, que debe ser estupendo, no sé si por un casual lo habrás leído.
Aprovecho para saludarte y transmitirte mi enhorabuena por que sigas con tu blog.
Marcos Santos

Jake dijo...

Muchas gracias, Marcos. La verdad es que es difícil llevarlo, debido a los compromisos laborales y familiares. Habitualmente te sigo y leo, aunque no te deje el comentario. Aprendo mucho leyéndote. Saludos.