jueves, 13 de agosto de 2009

Historia moderna de España II

En esta tesitura los ataques de político de la derecha Javier Arenas se vuelve furibundo. Se cuelgan tres vídeos el breve espacio de tiempo durante el verano del 2009, sin posibilidad de debate, ni de respuesta, que se hacen llegar a los medios de comunicación. El primero es de Cospedal, número 2 del Partido Popular, el segundo del Presidente de la Generalitat Valenciana – al que precisamente se le ha archivado un caso de corrupción en el cual está imputado y donde hay severas dudas, puesto que existen pruebas de amistad íntima con el Juez que instruye el caso-, y el tercero el de Javier Arenas. En él se vierten acusaciones muy graves sobre el modelo de estado y las garantías del estado de Derecho. Donde advierte: "Sólo en los países no democráticos, en las dictaduras, se persigue a la oposición con fiscales y policías". Sin embargo, no usa los instrumentos del Estado de Derecho para ejercitar tales conculcaciones gravísimas. Las escuchas ilegales o la persecución política parecen acusaciones demasiado graves como para ser lanzadas en vídeo, en un tórrido verano, donde la población ufana, se baña en las playas y en las piscinas o se toma una caña de cerveza. Y eso precisamente se hace desde un partido fundado por el que fuera ministro en una dictadura, Manuel Fraga. El asalto al Estado de Derecho con el que los políticos derechistas están acusando a las instituciones parece irrespirable. El político andaluz acusa incluso de que el presidente del Gobierno está atentando contra el “espíritu de la transición”. Según avezados comentaristas la senda que toma el Partido Popular parece harto incomprensible de crispación, puesto que están atacando de forma manifiesta, y poniendo en duda, el sistema democrático, y el Estado de Derecho. Todo el revuelo llegan por las investigaciones sobre corrupción al PP que llevan las instituciones encargadas por velar dicho estado - Donde el derecho se sitúan por encima de los políticos, y sirve de límite al Poder- : policía y jueces. Parece ser, en último término, que el llamado “pacto de la transición” es un pacto de silencio sobre la corrupción. Un acuerdo entre los partidos y sus Jefes para que se silencie dicha corrupción y solo sea filtrada a la opinión pública aquello que interese, en función de pacto de turno. Un pacto de silencio. La derecha se siente acorralada y siente que el pacto no se cumple. La pregunta no es responder, como hizo Paul Preston en su obra “la destrucción de la democracia en España” al porqué de su destrucción. La pregunta es otra. Existencial. ¿Es posible la democracia en España? Y la respuesta, en opinión del que esto suscribe, y en vista del pasado político de esta nación es pesimista. El futuro es impredecible, pero todo hace parecer que realmente es muy difícil. La sensación es Orweliana. Una democracia donde el juego limpio no existe. Y sin juego limpio, el fair-play, el juego político democrático y liberal no existe. El imperio de la Ley señala: "Nadie será penado por calumnia o injuria sino en virtud de querella de la persona ofendida por el delito o de su representante legal. Se procederá de oficio cuando la ofensa se dirija contra funcionario público, autoridad o agente de la misma sobre hechos pertenecientes al ejercicio de sus cargos" (art 214, párrafo segundo del Código penal). Imperio de la ley que parece derrumbarse, ante tan graves acusaciones. La actuación de la dirección del PP desde que perdieron el poder, por las mentiras masivas de Iraq, del 11-M, del Prestige, de la confabulación contra la derecha en el 11-M y ahora inventándose policías, fiscales y jueces centenares de casos de corrupción convierte al sistema en impolítico. La lucha mediática se encona. De suerte que las ideologías mundiales que sobrevuelan el mundo no son aquellas que había en la década de los 30 del siglo pasado; sino, muy posiblemente la politización sería parangonable. Y una explicación a porqué, efectivamente se destruyó la democracia en España, en el caso de que esta haya sido alguna vez posible. O de suerte que este país ya no es una sociedad rural, ni un cortijo carpetovetónico…pero sin duda, la política se convierte en una farándula de muy mal gusto que hiere a las mejores inteligencias. Muestra es la fotografía de Camps, que recuerdan las caricaturas que hacían los periódicos derechistas de los políticos republicanos. Y es que el sistema político vigente de “Monarquía parlamentaria” es un régimen decimonónico, una democracia de muy baja calidad. En este clima la derecha española se vuelve hecha un basilisco cuando se les señala el hecho incontestable de que son herederos del franquismo y, en último término, de las derechas católicas que hicieron irrespirable la política republicana... pero es que... su forma de comportarse no reuerda a otra cosa.

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