martes, 11 de agosto de 2009

Algunas reflexiones sobre la democracia en España

El domingo 9 de Agosto me encontré con una muy interesante edición de El periódico de Extremadura. En su interior había un editorial con el título “Cospedal nos debe una explicación” donde señala unas opiniones que comparto. Calificándo las declaraciones en vídeo de la número 2 del PP como “… una de las ofensivas políticas más detestables de las dos últimas legislaturas, pues pone en cuestión, sin pruebas, toda la arquitectura del Estado de derecho”. Sin lugar a dudas, continua el editorial” …va a tener que afrontar un clamor creciente para que exponga datos que avalen tan graves denuncias” y, añade, “… debería hacer una comparecencia pública en la que expusiera con amplitud los datos que la han llevado a hacer tan espectacular denuncia, que pone en cuestión el entramado democrático.” Pero es que efectivamente, mucho me temo, que todo el entramado democrático en este país está mucho más que en cuestión… y que posiblemente que quien efectivamente lo cuestiona está más cerca de la verdad y de la honestidad. Veámoslo: en el propio diario hay una entrevista a el presidente de la Asociación Nacional de la memoria histórica, donde suscribe interesantes reflexiones, como las siguientes: “ Se habla siempre de un pacto de silencio. Felipe González (…) contó que en el despacho de Adolfo Suárez hubo una reunión en la que el general Gutiérrez Mellado que no tocara ese tema (el de la Memoria Histórica) porque todavía había rescoldos”. Vemos, pues, que la transición a la democracia se realizó a través de un pacto de silencio; silencio sobre asuntos lo suficientemente graves y espinosos sobre los que no se puede asentar una democracia. Así, continua, el silencio favorece a quien cometió las tropelías: “Sin lugar a dudas, el silencio y el miedo, son las herramientas que utilizaron para ocultarse, y mientras siga operando el miedo, ellos continuarán beneficiándose, al no saberse quienes eran, ni que es lo que hicieron. Es una estrategia muy bien hecha, cuando Franco dijo: lo dejó todo atado y muy bien atado. En situaciones como esta se aprecia que el nudo del silencio que hizo la violación y represión de los derechos humanos de su dictadura sigue apretando en muchos sitios de la sociedad española”. Y comenta: “En los pueblos aún hay miedo a hablar de las fosas”. Y apostilla: “Esto es algo fundamental, como ha sido en Alemania y en Argentina”. Y la Iglesia ¿Cómo se ha comportado en todo esto?, responde: “Un poco antes de que se debatiera la Ley de Memoria histórica, hace público un documento en el que dice que no hay que remover el pasado, porque ya nos reconciliamos. Un mes después anuncia la beatificación de 490 mártires del pasado. Entonces: con una mano no hay que remover el pasado y con la otra lo remuevo. Esto es un ejercicio de doble moral (…). Singular es que en esa misma edición hay una entrevista con el Obispo de la Diócesis Coria-Plasencia, en la que aparece fotografiado en mangas de camisa y con los símbolos del sacerdocio, una gran cruz de oro y el collarín, donde dice: “ Nosotros creemos que es necesario que se potencien colegios como el Diocesano y el del Sagrado Corazón. Es un derecho de los podres poder elegir una educación religiosa para los hijos”. Opinión que no comparto: todos los padres tienen derecho a dar una educación religiosa a sus hijos en sus casas, en las Iglesias y en las catequesis. Somos el resto de ciudadanos el que tenemos el derecho a que todos los ciudadanos sean educados en unos mínimos principios de convivencia democrática, que solo la escuela pública y laica puede dar; y solo puede darla este tipo de escuela en base al siguiente razonamiento: porque parte del principio de que la escuela pública no tiene el monopolio de la verdad moral y científica, como creen poseer todas y cada una de las religiones, sin excepción, - desde los cristianos, a los calvinistas, a los islamistas, los anabaptistas, los mormones, o los evangelistas…- si cada uno de ellos quisiera imponer el derecho de los padres a que los padres que procesen sus religiones solo llevasen sus hijos a sus colegios, aviada iba la ciudadanía y la democracia. Pero aviados vamos. Con la Iglesia hemos topado, que dijo Don Quijote a Sancho en las noches del Toboso, mientras buscaban a Dulcinea. Si unimos las declaraciones de la señora Cospedal, al pacto de silencio y al ignominioso miedo ante la política dentro de la ciudadanía a causa de la GCE, y, tres, la postura de la Iglesia, como el demiurgo que se esconde sin tapujos detrás de todo el tinglado, tenemos el porqué de muchas de las cosas. Que la Monarquía y la Iglesia Católica, en este país, van dados de la mano. Y, por la experiencia continental, donde hay Monarquía y hay Iglesia Católica, no hay democracia. Ni puede haberla. Es un hecho incontestable que la Dictadura de Franco, de caracter teocrático, no puede cumplir el papel de los niveladores en Inglaterra, como antencedente de una democracia en este país.

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