miércoles, 13 de mayo de 2009

Un partido caduco en un sistema caduco y circular

A los espíritus libres, viendo esta España, no nos queda otra que implicarnos en política. Quizá sea por imperativo moral: si amamos la libertad, nos decimos, la queremos para todos. Quizá, también equivocadamente, pues no todos aman la libertad. Ésta exige responsabilidad. La Cervantina sentencia del vituperado caballero se convierte, sin embargo, en principio vital. Leo una conferencia dada por un joven Ortega en 1909 y veo que las cosas hoy, como ayer, no han cambiado tanto; quizá sea porque aquel sistema como el de hoy tienen similitudes: Restauración monárquica, turnismo y Oligarquías católicas y financieras manejando la cosa pública. Y democracia ninguna. El Partido popular es un partido caduco, un partido de gente vieja. Podrán votarlo jóvenes. Pero las mismas cosas que se leían para aquella fecha se pueden extrapolar a los mismos de hoy. Será que los viejos siguen diciendo las mismas sandeces a los jóvenes; y estos no tienen más conciencia política que éstas. Y sin ningún espíritu crítico estamos condenados a vivir una y otra vez el día de la marmota. Por eso afirmo que no ha cambiado nada: que siguen siendo los mismos perros con distintos collares. Nada más duele a las inteligencias sensibles como el analfabetismo moral. Nos arrasa. No hace nada más llegar al Poder Absoluto el Partido Caduco, en este sistema de dictaduras parlamentarias, y nos mete, como ayer en Melilla, en una guerra. Decía ser su Jefe de Partido heredero de Maura. Y no vamos a desdecirle. ¿Pero nada han aprendido los españoles desde entonces? ; No, no han aprendido nada. Repitámoslo otra vez: son los mismos viejos enseñando las mismas cosas a los jóvenes, condenando a repetir las mismas cantinelas. No nos queda nada más que amargura y tristeza. Ni porque sí, ni porqué no repiten. Y repiten porque es un partido caduco con caducas mentalidades. Decía Ortega: “el gobierno ha llevado a la guerra al pueblo español, no solo con violencia y rompimiento de su contraria voluntad, sino que lo ha llevado sin consulta, sin aviso, sin explicación. Ha abusado de su fuerza, ha abusado de su contrato constitucional, se ha comportado villanamente”. Señalaba nuestro insigne filósofo: “España está en todas partes menos en el parlamento, que la ciudadanía no tiene intervención en la política, que no vivimos en un Estado legal moderno”. Aquellas palabras bien valen para hoy, tristemente. Y después…¿Qué nos dice después?... nos dice algo sobre la ciudadanía de este país que no deja de ser cierta para nuestro tiempo: “la masa-pueblo no ha vivido vida política en nuestro país; no ha sido ni republicana ni monárquica ni demócrata, ha vegetado, simplemente…” Además, añade…”la masa-pueblo es por definición la que no tiene ideas políticas originales, la que necesita que unos pocos, unos elegidos, de unos aristócratas morales para que concreten y orienten su volición”. Pero yo me digo: quienes han sido a día de hoy esos aristócratas morales ¿Fraga? ¿Carrillo?... ¿Suárez? ¿Don Juan Carlos? Si, parecen que han sido estos dos últimos los artífices de nuestra anhelada democracia. Sin embargo, hoy como ayer, somos algunas voces anónimas las que solicitamos lo que ayer solicitaba Ortega: “una larguísima era de reconstitución liberal”… para recrear la nación de sus ruinas bárbaras de rutinas impolíticas se precisa de utilizar, otra vez, la libertad como instrumento pedagógico. En algo hemos ganado: la violencia se ha reducido. Yo creo firmemente que es debido a varios motivos. Uno de ellos es que la educación pública ha cumplido uno de sus cometidos. Sin embargo, la que no ha cumplido ha sido la clase política ni nuestros viejos caducos. Esos han seguido igual: Mal enseñando. Sin embargo, que no quepa duda: la semilla de la Libertad está sembrada; solo hace falta que germine. Todo se repite en este país, con algunas diferencias: las sacristías ya no son el único altavoz político. Ni los curas los más sabios. Ni los agricultores los más analfabetos.

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