martes, 29 de diciembre de 2009

El miedo


Los tres mejores libros que he leído acerca de la Guerra Civil han sido los que ofrecieron testigos oculares, in situ, al calor de los hechos, de los días, de las pasiones que se arrostraron, desde el bando gubernamental: aventureros, intelectuales y periodistas, especialmente sensibles ante la tragedia y el tremendo valor que campesinos, obreros, gente sumamente pobre, que durante un breve tiempo de sus vidas, luchó, brevemente, aunque con ahínco, con furor, sin experiencia, por un mundo mejor: por otro mundo diferente al que, siglo tras siglo, habían padecido. Estos tres libros son “Vida y Muerte de la República española”, escrita por un periodista británico del Daily Telegraph, Henry Buckley, liberal-católico especialmente sensible por la tremenda lucha que las más humildes, y pobres, de las familias españolas estaban llevando a cabo, sublevándose contra un levantamiento militar orquestado por los generales más reaccionarios del ejército español, las tropas de élites y más fogueadas: el temible ejército del África, compuesto por moros y legionarios. Sobre “Homenaje a Cataluña”, de George Orwell, ya escribí en otra ocasión; y es un testimonio fiel, honesto, sobre la guerra en el frente de Aragón, así como los posteriores hechos acaecidos en Barcelona, donde las fuerzas gubernamentales más derechistas, los comunistas, consiguen el Poder político con el objeto de cortar la revolución que anarquistas y poumistas proponían frente a la política contrarrevolucionaria y frente-populista, de carácter estalinista, pero realista, de organizar un Ejército Popular y eliminar las milicias. Un tercer libro, de carácter de epopeya, son los diarios que escribió Mijail Koltsov, periodista del Pravda, y que publicó en la URSS, siguiendo, día a día, los acontecimientos en España. Todos estos libros han aparecido en España ya sin cortapisas, tres décadas después. El diario de la Guerra de España, publicado inicialmente por Ruedo ibérico, es un libro imprescindible, por la potencia poética de un periodista con tachas de gran novelista, al estilo de los antiguos novelistas; rusos un escritor potente con hechura de novelón que, día a día, va recogiendo la terrible epopeya española. Su llegada a la Barcelona revolucionaria, el paso por el frente de Aragón y su entrevista con Durruti, la toma de pueblos aragoneses, las colectivizaciones, los tiros de fusil; el Madrid de los monos, los frentes del Norte, los derruidos parajes donde la Pasionaria anima en el frente a los inexpertos milicianos; la toma de Talavera, los combates por el Alcázar, donde los sediciosos se han acantonando, tomando a mujeres y niños; y gentes que hacía poco empuñaban el arado, las hoces, las azadas, las herramientas del campo, perdidas, inexpertas, que hacen fuego de fusilería pero que, ateridos, huyen por la carretera, en autobuses, asustados, ante los gritos de los riffeños, expertos en las cabilas: los moros que están con Franco y a Madrid quieren llegar. Las mujeres esperando en las filas de la compra, los niños cogidos en brazos, los fardos, los pañuelos, las caras de desesperación; ese Alcalde de izquierda republicana, de aldea Malpica, pueblo cercano a Santa Olalla, que dice que, en a su pueblo, no pasarán; En Oviedo, en la neblina, los disciplinados mineros socialistas, a fuego de fusilería, tomando, retomando las calles, mientras los muertos, la sangre, densa, negra, húmeda, espesa, dura, en las calles; los Heynkel apareciendo en el cielo, bombardeando sistemáticamente a los obreros asturianos, las casas destruidas, los cascotes, el frio, la lluvia, las alpargatas húmedas en una guerra que, ya en Octubre, empieza a ser larga, demasiado larga, para unos hombres curtidos en las profundidades de las minas y que, generación a generación, han bajado a las oscuridades a perder la vida. Ahora pierden la vida a racimos por algo que sienten que merece la pena. Y Madrid en la lontananza, asediado por aviones alemanes, con la esvástica en sus alas, sufriendo duros bombardeos; toda esa epopeya es narrada por Kolstov con el lirismo poético que solo un escritor ruso puede hacer. Quienes vivieron la revolución española eran sospechosos. Sospechosos de troskismo. Luego vinieron las Purgas: porque la revolución española fue, sentimentalmente, el último lugar donde los idealismos quedaron enterrados. El lugar donde, penosamente, generaciones de jóvenes comprendieron que se podía perder aún teniendo razón. Estos tres libros imprescindibles para conocer la Verdad de nuestra terrible guerra y que tan duras consecuencia acarrearon a miles de españoles que vivieron en el Miedo, en la Mentira, destruidos. Luego volvieron las fiestas de guardar y la negrura; las mantillas, las camisas azules de los falangistas, el borrado, la tergiversación, la escuela nacional-católica, la vuelta a las caciqueas locales, en un régimen pueblerino de sotanas, de Anís, de Sidra el Gaitero, de seres cavernarios que pululaban por los pueblos, a la vez que teniendo el Poder, consiguiendo los ayuntamientos, los planes urbanísticos, las Farmacias, los Estancos. Y el Miedo. El Miedo. El Miedo.

lunes, 28 de diciembre de 2009

MENSAJE A LOS GENERALES


MENSAJE A LOS GENERALES


Características del mensaje de navidad del Rey 2009: Si el rey es un símbolo (Dicen), al lado, el símbolo del cristianismo, el Belén, en primer plano. Detrás de él, para que de acogida, un árbol de navidad: para que dé sensación que acoge sobre su paternal presencia a todos los españoles. Posterior plano dirigido a los Generales, del Capitán General de las Fuerzas Armadas: Una ventana de futuro en perspectiva, abierta a un jardín verde, al lado de la ventana una bandera rojigualda u otra de Europa, que es la que debéis defender (por su hubiera veleidades republicanas): y una fotografía del príncipe Felipe en su jura de bandera. He aquí, les dice, de quien debéis obedecer órdenes en defensa de” la Constitución” y bajo cuyo mando estáis cuando yo falte, en continuación de la legitimidad del 18 de Julio, cuyo Generalato heredé y que ahora traspaso, después de la reforma política, y que ahora dejaré en manos de mi hijo, si yo falto, el cual, el 11 de octubre de 1985 prestó juramento a la bandera constitucional en el patio de armas de la Academia General Militar de Zaragoza. La ceremonia estuvo presidida por mí, acompañado por el resto de la familia real. Así es que, si yo falto, mi hijo, Felipe de Borbón hereda el Generalato que yo, a su vez, heredé del Generalísimo. Ante tal, les ordeno que cumpláis vuestros Deberes a la Patria bajo las órdenes de mi hijo, tal y como habéis cumplido conmigo y con mi antecesor, y en defensa de tales banderas os encomiendo la defensa. Estas son mis órdenes.


Hagamos un análisis de historia, materialismo dialéctico; del guerrero de la espada, la cota de malla y la cruz, caballeros de la Fe, al burgués; del pequeño- burgués al socialismo utópico, a la conciencia de clase, al proletariado, como nuevo sujeto colectivo capaz de remover la injusticia. Como bien señala: “Un obrero concienzudo de finales del XIX jamás pudo pensar en tener un salario medianamente digno, escuela y sanidad gratuitas, una pensión en caso de accidente o jubilación, vacaciones pagadas o una jornada laboral de cuarenta horas; pero heme aquí que vino Keynes a salvar el capitalismo de entre guerras, para que, después, se crease “el Estado de Bienestar”; y el mundo, como la injusticia, se globalizó. Es que no fue alguna vez la injusticia global de otro modo que éste, generalizada, globalizada. Mientras tanto las fuerzas de la reacción se congregan en las plazas, pidiendo la vuelta de la cristiandad, con una moral que nunca olvidó, ni rechazó, cual ni quiénes fueron los caballeros de la Espada. La espada cristiana “Urbi et Orbe” que se santifica, que se personifica, en la cabeza. La España guerrera se ha reunido hoy en Madrid, después de comprobar alborozada que las armas están por ellos controladas, en su Poder, bajo su alero; y la sucesión preparada. Imagínense que pasaría si en accidente mueren Juan Carlos y Felipe. ¿Qué pasaría?

Por eso va dirigido el mesaje, supuestamente de todos los españoles, a los generales - en especial los reaccionarios del Opus- que es para quien normalmente suele hablar en los mensajes navideños. Si la mayoría de los españoles quitamos la voz a lo que dice, para que el dia de Navidad nos lo pongan hasta en la sopa, los Generales, puntuales, antes de la cena, están pendientes de Su Capitanía, para escucharle y para interpretar los simbolos que usa. Y es que, no lo olvidemos, en este país un General solo acepta órdenes de un mando militar superior. Esa es "la Constitución española" de la que tanto se habla que se dieron los españoles

martes, 22 de diciembre de 2009

El joven Törless


Hoy voy a hablar sobre la complejidad de algunas películas y lo interesantes que son por lo que hacen pensar al espectador. Por eso, voy a hablar, sin poderme extender en demasía, del “Joven Törlles”, una obra maestra del cine europeo, dirigida por VolKer Shlondorff, y basada en un libro de Robert Musil de 1906, titulado “las tribulaciones del joven Törless”. Es en mi opinión una película esencial. En ella nos relata las vicisitudes de unos estudiantes –en especial de Törless- de la alta burguesía alemana en aquellos horridos, fríos e inhóspitas instituciones educativas alemanas que darán lugar al Nazismo, donde se fundamentará lo racional de lo irracional. Hay épocas de la historia que son de interés fundamental; épocas interesantes del vivir en las que son preferibles no experimentar. Que surja esta película en aquello que se llamó cine alemán es del todo coherente, siendo este un film clave; hemos de recordar, además, que este es un autor de otro de los films imprescindibles del siglo XX, como“el tambor de Hojalata”, adaptación de la novela de Günter Grass. La pregunta es ¿cómo se llegó al Nazismo desde la racionalidad? ¿Cómo se llegó a la irracionalidad desde instituciones donde se estudiaba la racionalidad de la cultura occidental, en un país donde se encontraban las filosofías más potentes del XIX, conocidas como “el idealismo alemán”?. Como aquellas novelas de Herman Hesse, “bajo las ruedas” o “Demian”, que con una u otras interpretaciones más o menos críticas, no desvirtúan la labor introspectiva que los alemanes realizaron de su pasado y que dio lugar a una de las crisis brutal que, visto desde hoy, tratamos de comprender de alguna manera. Puedo traer a colación aquí ese Proemio exquisito que escribió Ayala en “la cabeza del cordero”, de un hombre que con una lucidez extraordinaria, insuperable, escribía sobre los tiempos que le había tocado vivir. El Joven Törless es una extraordinaria muestra de la sinrazón; y que el realizador, mediante la puesta en escena, primera, nos ofrece una explicación edípica, freudiana, de la juventud burguesa alemana. El plano corto con el que ahoga a los personajes, hijo y madre, en la separación; y el plano del tren que se marcha, con el rostro materno desapareciendo por la izquierda. Toda una declaración de intenciones de una burguesía y de una juventud, la alemana, que se educa en unos colegios infames. La fotografía que destaca el frío horrible de la campiña, con esas mujeres calentados en fuegos, imágenes que se repetirán en “el tambor de hojalata”; y el joven Törless advirtiendo el mundo, la realidad, en el paseo que le lleva al caserón colegial donde va a ser educado, militarmente, y en el que se esconde, dentro de la racionalidad, un ejercicio de la violencia brutal. Racionalismo, irracionalismo, educación opresora y ambiente campesino donde se ubica en colegio. El joven Törless es espectador; pero el hallazgo formal, básico, con el que admiramos esta película se encuentra en las reflexiones internas que va realizando el protagonista sobre la realidad que percibe, usando para ello el lenguaje de la cámara, sin el cual el Cine no es Cine. Ciertamente, el Jóven Törless es un joven reflexivo que analiza los hechos, participando, reflexionando sobre ellos, pero si tomar partido moral en la violencia. Eso se le ha achacado y con razón: pero no estamos en esas disquisiciones morales, sino más bien, en la reflexión sobre como el nazismo toma cuerpo en aquellas instituciones, donde el futuro que espera a aquellos jóvenes ya sabemos cuál fue. La respuesta del profesor, al cual acude Törlles, que trata de comprender, e ir mucho más allá, de la explicación en los números racionales -¿Cómo es posible, se pregunta, que sobre los números racionales, se construyan puentes?- y, perplejo, el profesor le dice: “Todo es sentimiento, también las matemáticas”; para encadenar con un acto de violencia ejercida sobre un alumno, en lo que va a ser el acto de degradación humana al que posteriormente llegará el nazismo. También hay reflexiones sobre el Poder, y la degradación al que el ser Humano puede someter a otro, inhumanizandolo, cosificándolo, en base al Poder, a la naturaleza del Poder; y eso no se hace desde el Estado, tan solo, sino en las más mínimas relaciones; ambiente moral Nietzscheano, en una educación atroz, donde lo racional y lo racional es experimentado por jóvenes que hablan de cosas impensables a día de hoy: como el de elevarse, de tal modo, sobre la compasión: “un despilfarro de fuerza vital: mataré en mi esos sentimientos superfluos”. Jóvenes instruidos por instituciones que no les dan respuestas. Análisis de la degradación humana. Un fuera de campo prodigioso, mientras pegan a Basini, mientras Törless admira por un cristal, donde se reflejan sus ojos.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Sobre Cine



No solamente voy a ir haciendo ficha sobre lecturas varias; sino que también voy a ir hablando de Cine. Literatura, Filosofía y Cine como tres de las más apasionantes inquietudes intelectuales y culturales; de necesario e imprescindible complemento moral a esto que llamamos vida. Ya lo decía Aute, la vida es Cine. Como Truffeaut amaba los libros, amaba el cine y por eso aunó ambos conceptos en un libro magistral: “el cine según Hitchcock”. En eso vamos a ir haciendo trabazón. Ya lo he dicho en algunas otras ocasiones: que es en la degustación de Cine donde más regusto siento. Porque yo no soy Político, como dijo el otro; si no que entiendo la vida como algo mucho más lleno, más completo: pero sí, prefiero la vida al cine. Sostengo, al revés: que el Cine es vida. Aunque ya pertenecemos a otra generación para la cual el cine fue central en nuestras vidas. Llegan otras generaciones interconectadas en redes de comunicación, donde se ha banalizado –digámoslo claro y sin ánimo de parecer ya muy mayor, que no lo soy- se ha balizado la lectura y la Imagen. Si la internet me parece una prodigiosa tecnología, la banalidad, la zafiedad, la cultura se banalizan por intereses espurios. No quieren que pensemos. Y lo más grave: pensar, degustar la cultura, requiere un esfuerzo de inicio. Un empujón de inicio. Cuando en el Cine vemos un plano secuencia, unido a un travelling posterior, donde queda fuera de campo un personaje, el conocer que, en ese momento, que el director está creando una “forma cinematográfica”, que está creando algo nuevo en el arte, y descubrirlo es un placer difícil de explicar. Así por ejemplo lo entendí en los “Magníficos Ambersons”, de Orson Welles, el” 4º Mandamiento "en España, por aquello de la censura. Sí, voy a hablar de cine; porque creo que he estado hablando de cosas que me apasionan menos. En filosofía ocurre del mismo modo a como ocurre en el Cine. Una vez que descubres, que comprendes a un pensador, recibes una sensación placentera que muy pocas drogas pueden igualar. Sé que es difícil de explicar esto. Cuando ves una película de Samuel Fuller, de Bergman, de Visconti, de Lang y descubres lo que está experimentando, lo que está tratando de hacer, lo que quiere trasmitir, y lo ves, y lo sientes, y lo descubres, es una revelación muy placentera. Cuando descubrí el Cine descubrí la vida y descubrí la filosofía en verdad. Primero fue el Cine. Primero fue la Imagen; y la fui recopilando en estuches de ceros y de unos; en información digital, y me devolvía la imagen de Madeleine. Es difícil de explicarlo, porque el Cine, como la filosofía, se sienten, como me imagino que pasará con otras artes que comprendo muchos menos. Por ejemplo, iba a hablar de una película de Volker Schlöndorf, el Joven Törless, pero me temo que ahora tengo poco tiempo; y me apetece hablar de otra. Confidencias, de Luchino Visconti. Necesitamos el ambiente, necesitamos la compañía… se apagan las luces y nos convertimos en cinéfagos; ya no en cinéfilos. No, en algo más trascendental; en la transustanciación propia. Y un hilo de luz aparece en la pantalla; y la luz se hace la verdad, y la verdad es arte. Y aparece Burt Lancaster, que anteriormente había protagonizado el Gatopardo. Y disfrutamos con aquella película, aunque no la comprendimos del todo. Sin embargo, por lo que sea, esta la vamos comprendiendo mejor. Muy posiblemente sin el Gatopardo no entenderíamos ésta. Y de repente, entendemos “El gatopardo”. Y vemos que Visconti, el marxista Visconti, es Burt Lancaster; un espectador; y de repente vemos que tanto Burt Lancaster como Visconti, como el Conde de Salina de “El Gatopardo”, como el profesor de Confidencias, como el Ashenbach de Muerte en Venecia, son seres para la muerte. Y vemos a Shopenhauer; y vemos… y vemos… y el arte se hace luz, y la luz sabiduría. Y nos atrapa, y no podemos salir de allí, y queremos más. De Visconti, queremos a Jacques Demy, a Juless Dassin, a Mario Monicelli, a Alain Resnais. Y queremos más. Sí, queremos más: Zeffirelli, los hermanos Taviani, Bresson. Y el cine nos ha atrapado definitivamente. Y ya somos otros. Otros que vemos el mundo a través del arte. Vemos la vida con ojos filosóficos. Con ojos de búho. Y salimos de la sala. Es de noche y ha llovido, y vamos a casa, y nos damos cuenta que la vida es cine y que el cine es vida.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sobre Verdad y Mentira en sentido Extramoral y el Anticristo. De Friedrich Nietzsche


La filosofía como arte de la declamación y como arte del pensamiento y la lectura.


Nota: Es difícil extraer todo el jugo de estos dos libros de Nietzsche. El primero del que hablo puede servir de una buena introducción y está publicado por la editorial Tecnos; el segundo es toda una joya; y de hecho es de los mi preferidos de la obra de Nietzsche; una lectura recomendable para toda persona que quiera tener una cultura media. Ambos libros poseen muy pocas páginas, y se puede leer en voz alta, con ímpetu, con vehemencia, como un orador en una tribuna exhortando a los fieles; más adelante , en otro texto, les diré como se lee un libro de filosofía, como debe ser su cadencia; porque cada libro de filosofía tiene que tener una cadencia. Un ritmo de lectura. Nietzsche se lee como un predicador que declama. Leer filosofía puede llegar a ser un placer: la clave es el ritmo. Las pausas, los tiempos. A Nietzche se le lee como si de un orador se tratase. No es tanto adentrarse en los conceptos últimos, sino en el ritmo y cadencia, de tal modo que nos envuelva, que nos embriague. Prueben a leer ¿Qué es filosofía? de Ortega por ejemplo, con una cadencia lenta. Verán como cosas que creen que no entienden, de repente, se entiende.


Mi interés sobre los asuntos filosóficos surgen de lejos; por diferentes avatares tome direcciones diferentes a la misma, estudiando materias económicas, sociales, políticas y jurídicas. Pero hube de observar que quedaban todas estas materias en el aire. Llegué a la conclusión de que todas ellas debían sostenerse por más importantes cuestiones. Que estaban sostenidas todas aquellas materias por un edificio de fácil derrumbe; eso me llevó a los vericuetos de la filosofía. Porque, en último término los grandes problemas a los que reduce toda conversación son, para mí cuatro: “La Verdad”, “La Razón”, “Bien y mal” y la “Libertad”. Hube de darme cuenta que, al final, todas las preguntas que me planteaba llevaban a esos cuatro elementos; en cualquier conversación que escuchaba, fuese del nivel que fuese, veían que esos eran los problemas esenciales. Es por ellos que, disponiendo de mi “Otium”, de ocio, me di a la filosofía por puro placer. Hoy voy a hablar de dos libros para mí importantes, a tal punto que fueron los que me introdujeron en la filosofía de Nietzsche. El primer texto, “Verdad y mentira en sentido Extra moral” hace referencia al joven Nietzsche y el segundo, el “Anticristo”, al Nietzsche tardío. Y es que Nietzsche, como buscador, como viajero filosófico, inicia su andadura en la búsqueda moral de la genealogía (el gen, el germen) de “la Verdad”; esto es: sobre cuáles son, en último término, las raíces de los juicios de valor que él veían en la sociedad de su tiempo. Lo que observamos en Nietzsche es que él percibe toda la realidad como una gran Mentira; ¿Cómo se forma esa gran Mentira? En verdad y mentira en sentido extra moral inicia tal genealogía: y lo encuentra en el lenguaje. Un lenguaje creado no por el pacto social, sino por en “el hombre imaginario”. Un hombre capaz de crear imágenes y metáforas; y como es obvio, acude a la vieja tradición: la griega, como modeladores del pensamiento. Más tarde observara que de las dos grandes tradiciones griegas, con el tiempo, la que se impone es la de Apolo, la de la razón, como fantástico creador de conceptos lingüísticos. Así, nos dice: “¿Qué es entonces la verdad?”. Y responde: “metáforas”. Concepciones inventadas. Ahora vamos, rápidamente, a la idea de Dios. La idea de Dios surge del propio pensamiento griego. La filosofía no se pude andar con zarandajas: tiene que plantear todas las hipótesis posibles. René Descartes realiza la mayor revolución de la historia del pensamiento, y que trae al hombre al “mundo moderno”. Como dicen, apaga el televisor medieval. Plantea como hipótesis algo que para entonces es inconcebible: plantea la Duda de la Existencia de Dios. De la Existencia de Todo. Para Nietzsche la idea de Dios es una creación imaginaria del propio hombre, una genealogía de la voluntad de Poder. ¿Qué es bueno?, se pregunta. Y Responde: Todo lo que eleva el sentimiento de Poder. Y acusa al cristianismo, como una Verdad de Poder. Solo hombres superiores pueden demoler toda la gran mentira sobre la que se asienta. Hombres Superiores, que han de coger el mazo, y demoler todo el edificio de la mentira por el cristianismo, que es una religión de la compasión. Fíjense lo que dice Nietzsche el en Anticristo: “El espíritu puro es la mentira pura… Mientras el sacerdote, ese negador, ese calumniador, envenenador profesional de la vida siga siendo una especie superior de hombre, no habrá respuesta a la pregunta ¿Qué es la verdad?”. Qué considera Nietsche que es la Fe. Y nos dice: Una actitud retorcida y deshonesta; cerrar los ojos, una vez por todas, frente a sí mismo para no sufrir del aspecto de una falsedad incurable. Dense cuenta que esto lo escribe en 1889. El Anticristo es una maldición sobre el cristianismo. Se hace precisa una transvaloración. Un cambio de Valores: porque todo el cristianismo se asienta sobre una Mentira del lenguaje, por pura voluntad de Poder. Ya no es plantearse la Duda sobre la Existencia de Dios: Es directamente aniquilarle, al significar una propia mentira: una metáfora del lenguaje. Todo ello por un motivo: la filosofía se encuentra corrompida por la sangre de los Teólogos. Y exclama: “Cuando uno tiene tareas sagradas, como por ejemplo, las de mejorar, salvar, redimir a los hombres, cuando uno lleva en su pecho la divinidad, cuando es imperativo de los valores trasmundanos, está ya, con tal misión, fuera de todas la valoraciones –incluso está ya santificado por la tarea ¡Incluso es ya un tipo de un orden superior!...!Que le importa a un sacerdote la Ciencia!!Él está demasiado alto para eso- ¡Y el sacerdote ha dominado hasta ahora! ¡Él ha definido el concepto de lo “verdadero” y de ”no verdadero”. No infravaloremos a los espíritus libres, afirma; el concepto de lo que debe ser verdad, de lo que debe ser el servicio a la verdad: todo “tú debes” hasta ahora ha estado dirigido contra nosotros. Contra los espíritus libres. Es difícil extraer todo el jugo de estos dos libros de Nietzsche. El primero del que hablo puede servir de una buena introducción y está publicado por la editorial Tecnos; el segundo es toda una joya; y de hecho es de los mi preferidos de la obra de Nietzsche; una lectura recomendable para toda persona que quiera tener una cultura media. Ambos libros poseen muy pocas páginas, y se puede leer en voz alta, con ímpetu, con vehemencia, como un orador en una tribuna exhortando a los fieles; más adelante les diré como se lee un libro de filosofía, como debe ser su cadencia; porque cada libro de filosofía tiene que tener una cadencia. Un ritmo de lectura. Nietzsche se lee como un predicador que declama

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Machado: "Poesías Completas" y "Juan de Mairena"


Creo que de Antonio Machado ya se ha escrito de todo y de todo bueno; pero hoy voy a escribir sobre él. Me apetece. Hace tiempo envié una carta a su tumba, en el cementerio de colloioure. Lo hice después de leer, al unísono, a saltos, “Poesías Completas” y “Juan de Mairena”. Cuando era estudiante de bachillerato no podía entender, ni porqué, eran las obras de Machado y las de Baroja las que siempre nos solían hacer leer. Tiempo después me di cuenta del porqué: aquello era una escuela pública. Hubieron de pasar algunos años, algunos traspiés y batacazos y una experiencia en la dura realidad para que volviera a Machado, como volviera a Alberti, o como volviera a Miguel Hernández y a otros muchos hombres buenos. Viaje de madurez que es como descubrir que es esto a que llamamos España y que tan dolorosamente todos han buscado y algunos trataron de enterrar, y que olvidan; porque el olvido es la mentira; y, entonces, entonces descubrí, redescubriría a Machado. Un descubrimiento que todo español probo debería hacer. Si Azorín es, en mi opinión, el representante central de la generación del 98, debido al conflicto espiritual complejo que atenazaba a aquellos jóvenes sin par, Machado era la pura bondad. De Azorín uno nunca llega a saber si, en verdad, nos encontramos a un hombre claro, verdadero, y amante de la verdad. Desfila desde el anarquismo militante al conservadurismo evanescente, aunque es indudable su capacidad artística. En cambio de Machado, compañero generacional de Azorín, siempre sentimos una mirada limpia y bondadosa. Creo que existe una postura moral y ética que supera a todas las demás: es el afán de veracidad. El afán de ser hombres veraces. De hombres que no tienen porque encubrir, para tapar, para legitimarse moralmente, su propia ruindad. Hay hombres claros y diáfanos, como era Antonio Machado. Su amor a la verdad es lo que le hace bueno. Diríamos como los antiguos sabios, ante la pregunta ¿Qué es un hombre bueno? Y responderíamos: un hombre bueno es un hombre que ama la verdad; y que la busca. ¿Qué modelo seguir? No lo duden por un momento: su nombre es Antonio Machado. No seamos escépticos al tanto de la verdad: o bien decir eso de que la verdad no existe: y por eso Juan Martínez Ruiz, después de leer a Schopenhauer y de hablar con Unamuno, se convierte en Antonio Azorín. La verdad existe. Pero es reservada a solo unos pocos. Y esos pocos son solo los bondadosos, los de corazón: El modelo, ya lo he dicho. La verdad es la verdad, nos decía, en su Juan de Mairena, dígala Agamenón o su Porquero. Este último discrepaba. Hoy llueve y en los cristales salpica la lluvia que las sierras son nieve. La verdad es un hombre, llamado Machado, llamado Cervantes, llamado Ayala, llamado Ortega, llamado Borges, llamado Benedetti, llamado Saramago, o Llamado Bertrand Russell. Hoy llueve y sobre los campos desolados cae la nieve en los cerros solitarios. Las fuentes frías manan; las vacas pacen solitarias moviendo sus campanillos, los arbustos crecen, los muertos descansan. El águila busca presa, y las nubes descansan apoyadas sobre las crestas. Hoy llueve y los cuerpos descansan. Y Machado, siempre Machado, nos recuerda lo que en verdad importa; las más verdadera de las pasiones humanas: qué es la verdad, qué es la moral, qué la bondad. Emerson nos hablaba de sus hombres representativos. Jaspers nos describía aquellos otros hombres que eran en verdad grandes. La grandeza es la de hombre humilde y bueno, sabio como pocos y que descansa en una tumba en Francia. Su monumento descansa ahora sobre mi mesa, mientras le veo, como todos le vemos, cruzando las fronteras de un camino sin regreso. ¿Qué nos hace percibir la grandeza? Se preguntaba Jaspers. Y contestaba: El anhelo que en nosotros pugna por liberarnos de lo mezquino busca hombres superiores, en pos de los mejores. Y uno de los mejores, el mejor de todos, era Antonio Machado. Su monumento descansa sobre mi mesa: son sentencias y donaires de un profesor apócrifo y publicado en 1936. Un monumento al pensamiento liberal español. A su lado, su Poesía Completa. Machado descansa en Francia; su modelo, el de los hombres probos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Lecturas: “los demonios familiares de Franco”, de Manuel Vázquez Vázquez Montalbán. Y “Hombres representativos”, de Emerson.

En numerosas ocasiones he afirmado que en este país existe miedo a la libertad política. Hay materias que se presentan como tabú; y cuando se habla de ellas se hace con un determinado miedo, que nos acosa. Solo hace falta leer los periódicos, o las televisiones, para darse cuenta de un determinado miedo a la libertad política que nos asola. ¿Qué se entiende por libertad política? Pues nada más que en las luchas por el Poder los ciudadanos tengan algo que decir. Pero en ellas apetece en mayor medida el silencio o el anonimato en la expresión de las ideas que tratan de construir convivencia; y no en esa aberración que se está convirtiendo la participación en los foros de internet o en las entradas y comentarios a las noticias, que están convirtiendo al opinión en un viejo casino castizo. por ciudadanía entiendo gentes formadas, gentes leídas, gentes con capacidad para opinar y para decir, compuestas por personas con ánimo de decir verdad; gentes habilitadas por una educación pública, tal y como supieron verlo en su día aquellos krausistas, aquellos regeneracionistas, aquellos anarquistas cultos (muchas veces se olvida que había anarquistas muy pero que muy cultos). Pero eso es tan difícil que los ánimos se encrespan de modo muy peculiar. Algunas veces pensamos que España es una república bananera. Efectivamente, no solo es que creó el modelo de lo que son repúblicas bananeras, sino que además lo exportó a Hispanoamérica. Leer “Muertes de perro”, de Francisco Ayala, es un ejemplo de cómo funciona ya no solo las repúblicas bananeras, si no el propio egoísmo humano, la codicia y la envidia. En fin, unas pasiones dolorosas; y en el aspecto de la política española la cosa es para echarse a llorar, por pura desesperanza ante la belleza que significa el bien, la convivencia, el debate, la alegría, y el pesimismo que significa observar los comportamientos humanos, capaces de llevar a las intransigencias, a la radicalización de las posturas, ante unos principios que consideramos inamovibles, y por los que se estaría dispuesto a lo peor. Pero los intereses son tantos, y la forma de ver el mundo de unos, trata de imponerse a otros, con todo el ejercicio de la fuerza que sea posible. Estoy firmemente convencido que solo con el diálogo entre personas de veras liberales –discretos, en la forma a como señalaba Cervantes; o virtuosos, en la tradición griega- se podría lograr el fenómeno del acuerdo. Y no deben confundir “el acuerdo”, con “el consenso”; quienes acuerdan lo hacen por beneficio de todos y en ejercicio de la libertad; quienes consensuan quieren la paz, al modo a como quieren la paz los intransigentes, como un pacto de no agresión. El consenso es un pacto entre intransigentes, con el objeto de salvar los muebles. Con el objeto de copar cada cual su cuota del pastel en la tarta del Poder. La toma de postura liberal, en este país, es la toma de postura del pardillo. Sin lugar a duda Emerson en este país hubiera sido un pardillo; y Ayala, con lucidez, lo advierte en esa sin par ficción que ejemplifica muertes de Perro. El núcleo central, en mi opinión, de la historia política española, y que lleva a la intransigencia, reside en un hecho incontestable que asoló la convivencia, el 17 de Julio de 1936. Aquellos días un generalato decidió sublevarse, haciéndose árbitro de la política nacional, tal y como en la política española había sucedido cada vez que se les antojaban. Esa fecha destruye todo lo que en política puede tener de bello como constructor de la convivencia. Los principios liberales de Thomas Payne, revolucionario en Inglaterra y en Norteamerica, se tiran por el retrete; como esos hombres representativos que nos refirió Emerson, para hacer posible un régimen donde la Libertad sea el eje; pero Spain is different. Ese modelo de hombres representativos solo tuvo lugar en un paralelo, donde se vio emerger un régimen que abogaba por la Libertad; pero que nació acosado en todas direcciones; y lo que surgió fue un conflicto fratricida que trajo consigo una larga y peculiar dictadura. Uno de los libros que he leído últimamente ha sido el de “Los demonios familiares de Franco”, escrito por M. Vázquez Montalbán. En él se recogen los elementos de la configuración ideológica del régimen político surgido tras del conflicto bélico español; un régimen que no guarda absolutamente ninguna correlación de lo que significa una postura emersoniana. Fue un régimen peculiar, donde el uso del lenguaje se utilizó como una neolengua. Al principio Vázquez Montalbán comienza una parte expositiva, que titula Fascismo y Franquismo; de vez en cuando va incorporando citas textuales de discursos, opiniones, entrevistas, del General Franco; hasta, por último, dejar que estas sean solo el núcleo del discurso, para dejar mudo al comentarista y, por ende, al lector. El efecto producido es abrumador y triste; sumamente triste; tan triste como puede ser leer “los demonios familiares de Franco” justamente después haber leído “los hombres representativos” de Emerson. La mitad del siglo XX España vivió en aquel régimen político que mantuvo una ideología peculiarísima, y sin parangón en el mundo civilizado; tan sumamente fea y horrida; oscura y gris, que si comparamos a la luz que puede ofrecer la lectura de un Emerson, junto a las citas de la ideología franquista, produce el efecto de las luces que advierten los esclavos platónicos a la luz de las cavernas. Emerson es la luz. No diré que es la caverna; pero sobre la caverna se montó el chiringuito, todo con la ayuda de Kissinguer, el país de Emerson.

domingo, 13 de diciembre de 2009

"Orwell en España"


Homenaje a Cataluña y otros escritos sobre la Guerra Civil española.


Si hay algo que se puede decir sobre George Orwell es que era una buena persona. Decir eso sin conocerle parece algo exagerado; a George Orwell, pseudónimo de Eric Blair, se le conoce por sus escritos. Detrás de sus letras late un ser humano especialmente sensible ante la injusticia, la mentira, la tergiversación, el uso torticero de la verdad, y el dolor por un mundo tremendamente injusto. La lectura de George Orwell y, en especial, todo lo escrito sobre la Guerra Civil española se hacen totalmente imprescindibles para el lector español. Interesadamente se habla de olvido: de no recordar, de mirar hacia delante,de cicatrices que se abren . Todo ello se hace por un solo motivo: aquellas cicatrices no están cerradas, por mucho que quieran convencernos de lo contrario. Se quiere justificar un régimen de Poder institucionalizado. Todo sea porque el objeto de la desmemoria consista en que no se sepa: tapar, encubrir, justificar y legitimar. Orwell fue un apóstata de comunismo estalinista, porque era una persona, a la vez que liberal, muy sensible ante la injusticia de este mundo. Un mundo compuesto en su mayoría por pobres y, en su mayoría, por seres sojuzgados. Si algo aportó en mí la lectura de Orwell es España fue la indudable disposición ante la mentira oficial; ante el uso de la mentira sobre lo que ocurría y la rebelión a la verdad. Si algo dolía a Orwell era la institucionalización de la mentira. Por eso comprobamos como la experiencia española influyó en Orwell para escribir, posteriormente, 1984, con su “Ministerio de la Verdad”, que en verdad es un “Ministerio de la Mentira”. Algo que sublevaba a Orwell y con lo que me siento identificado. Lo que molestaba a Orwell sobre todo era la mentira, repito; sobre cómo se montaban unos hechos, para hacerlos creíbles, y desde el Poder político ser usado como anzuelo de justificaciones, asesinatos y legitimaciones. En definitivas cuentas: recomiendo la lectura de “Orwell eN España”, ya no tanto por el descubrimiento de la verdad, si no por el humanismo y la bondad que muestra George Orwell; y por su estilo, que le convierten en uno de los mejores autores del siglo XX. Aunque reconozca la valiosa e inestimables obras más célebres de Orwell, son estos escritos sobre las experiencias españolas las que prefiera. Y es que, en España, se institucionalizó un régimen de la mentira, y que precisamente Orwell lo descubriera en España no es baladí –aunque fuera en la zona en la que luchó fuera la antifranquista ,representó lo que fue todo el entramado de aquellos años luctuosos y trágicos-. Que en tierra de Cervantes se institucionalice la mentira es algo que no debemos dejar de olvidar; y descubrir a Orwell. Bien puede decirse de él que era un hombre discreto, en una de las mejores experiencias lectoras que podemos tener. Orwell se convierte en un autor imprescindible, y “Orwell en España” una lectura obligada a toda persona que quiera tener una cultura necesaria. Editorial Tusquets edita en la colección Fábula., y su precio 11 Euros. En ella explica la esperiencia de Orwell en las trincheras españolas. Porque Orwell no vino a España, tan solo, como otros escritores, a asistir a la charlotada española: sino que vivió seis meses en las trincheras del frente de Aragón y recibió un tiro que le atravesó la garganta; pero es, sin duda, su evolución política antiestalinista - por supuesto, antifranquista- y anti-totalitaria, la que puede ofrecernos importantes enseñanzas a como las Mentiras Oficiales son las más odiosas de las injusticias que se dan en el mundo. Como nos decía Ortega, la falta de hombres veraces es lo que más le atenazaba. Orwell no solo era un hombre veraz; era mucho más: era un hombre bueno, sensible, directo, y claro. Pocas veces se pueden leer páginas más honestas como las que se leen en este libro.Esta recopilación sobre cartas y publicaciones en periódicos recoge un inestimable documento sobre la guerra civil española, con la posibilidad de contrastar la obra literaria (libro de viajes, reportaje periodístico, libro de aventuras) que se plasma en Homenaje a Cataluña, donde se muestra el ambiente de la Barcelona Revolucionaria, así como los hechos que Orwell vivió in situ sobre el conflicto entre comunistas estalinistas y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) de orígenes troskistas, así como el papel que desempeñaron anarquistas en aquellos sucesos de Mayo de 1937. Todo ello unido el relato con las cartas privadas y publicaciones, que nos hace ver en Orwell un testigo ocular de los hechos; y no un testigo cualquiera: sino la de un autentico miliciano del POUM –como de veras es Orwell- defendiendo el cuartel Lenin. Vemos como Orwell va cambiando su punto de vista al tanto de lo que pensaba que ocurría en España.”Sabía que había una Guerra, pero no sabía de qué clase”. El aspecto que ofrece un interés superlativo este libro es por el estilo Orwelliano: la elaboración de las frases, las sentencias, las afirmaciones, la forma de presentar las opiniones, los párrafos que nos muestran algo esencial para el reportaje: el claro afán de honestidad. En seguida nos damos cuenta que aquel que escribe es, esencialmente, un hombre honesto; un hombre que, ante todo, quiere decir verdad; e incluso nos previene, poniendo en tela de juicio sus propias percepciones. “Si me hubieran preguntado para qué me había hecho miliciano habría respondido: “para luchar contra el fascismo”, y si me hubieran preguntado por qué, habría respondido: “Por simple honradez””. Cuando Orwell llega a España se da cuenta que todo aquello era más complejo: España es una epidemia de iniciales y sindicatos, con siglas incomprensibles para él. PSUC, POUM, FAI, CNT, UGT, JCI, JSU,AIT. Orwell se da cuenta que lo que se publica en la prensa de su país, y lo que él ve por sus propios ojos es totalmente diferente. Y todo el libro se constituye en una alegato impresdindible para la calidad humana, para la bondad humana y para la justicia social y política : la verdad, el afán de honestidad. Repitámoslo. Sin ella todo está perdido. Todas las revoluciones. Orwell se alista a las milicias del POUM por un mero azar, en base a que tiene papeles del ILP. Se da cuenta que, por ese mero azar, pertenecer al POUM o al PSUC puede haber una diferencia que va de la vida a la muerte. “¿Es que no somos todos socialistas?” se pregunta. Y él, que se encuentra perdido en los hechos que vive, sin entenderlos, trata de descifrarlos como solamente un espíritu liberal es capaz de hacer. Posteriormente el libro de Orwell se publicó en la España franquista, expurgando de ella todo lo referente a la veracidad de los hechos, con el objeto de ofrecer una propia verdad oficial del propio régimen franquista; pero leyendo la versión original, de la cual obtenemos esta edición de Tusquets, no podemos dejar de ver una honestidad tan grande, una bondad tan extraordinaria, una necesidad imperiosa por decir verdad, que a espíritus liberales significan: “…Cuando Franco quiso derrocar un gobierno de izquierdas moderado, el pueblo español, contra todo pronóstico, se levantó contra él. Parecía que las tornas estaban cambiando, y posiblemente fuera así. Pero hubo unos detalles que escaparon a la atención general. En primer lugar, no se podía equiparar matemáticamente a Franco con Hitler y Mussolini. Su insurrección fue un levantamiento militar apoyado por la nobleza y la Iglesia católica, y en términos generales, sobre todo al principio, fue un intento no tanto de imponer el fascismo como de restaurar el feudalismo”

jueves, 10 de diciembre de 2009

"Discursos políticos", de Ortega

Continúo hoy con uno de los libros que me causó un considerable impacto en su día y en virtud del cual inicié el descubrimiento de una de las épocas más apasionantes de la historia política española: la que va desde la crisis finisecular hasta la II República, - con todos los antecedentes, por añadidura como apasionante, a la misma crisis, que es como decir toda la Historia de España, hasta las consecuencias del tan grave ruptura de la convivencia civil y política española, significada por el conflicto bélico civil, de tan graves consecuencias y necesario entendimiento al día de hoy-. Este libro son los “Discursos Políticos” de Ortega y Gasset, recogidos en volumen por Paulino Garragorri. Si, como dicen, Ortega es un semillero de ideas, para mí la lectura de este libro significó el inicio de una madeja y un feliz descubrimiento. La actividad política de Ortega había quedado condenada al ostracismo por la política cultural de la dictadura nacional-católica cuyo generalato había recaído en Francisco Franco; es por ello que la actividad política de Ortega significó un descubrimiento vívido, y circunstancial –como él solía decir-, de la experiencia política en la que intervino. A mí me supuso una toma de contacto muy real con la actividad política de la época en la que formó parte, y digamos que abrió el hilo al estudio de los acontecimientos, históricos y políticos. La calidez, la persuasión, la excelente calidad oratoria, el lenguaje empleado permitían sentir de cerca, digamos como si se le oyese, la voz de Ortega. Desde las conferencias políticas en el Ateneo, o en el Sitio de Bilbao, hasta sus intervenciones en el Congreso, permitían descubrir la voz siempre reflexiva y el ánimo pedagógico y constructivo con el que participó en la vida pública. Pero aún más, este libro me sirvió para descubrir cuáles eran los debates candentes a los que la vida política española se desplegaba. Por eso recomiendo su lectura, como una buena manera de entrar en aquella época histórica y descifrar hechos que aún no están resueltos, como es el caso de la intervención de Ortega al tanto del Estatuto Catalán o el Discurso sobre “La ciencia y la Religión como problema político”. El descubrimiento de estos discursos significó para mí, en su día, un descubrimiento de una actividad pública en este país que ignoraba hubiera acontecido; y me imagino que su publicación en las épocas de transición a la democracia hubo de causar semejante descubrimiento a todos aquellos que trataban de hacerse una composición de lugar sobre los hechos acaecidos. Si Unamuno no era del todo conocido, al estar prohibido sus obras más importantes, como era “la agonía del cristianismo” –y que explica muy mucho la naturaleza del régimen e, incluso de la Guerra – tampoco era conocido la actividad política de Ortega. La conferencia primera sobre los problemas nacionales y la juventud, ofrecida en 1909 en el Ateneo por un joven Ortega es la primera participación pública, en ese lugar donde la joven intelectualidad aparecía disidente al sistema parlamentario liberal de la Restauración de Cánovas. En ella se advierte la preocupación por los problemas de España y, a su vez, la postura que tomará uno de los miembros de la Generación del 17, como lo es Ortega, y el espíritu que impregnará a éstos; como también acontecerá con Azaña. Los sucesos de 1909, la semana trágica de Barcelona, son los que despertarán al joven Ortega, por la intervención en política, en la que verá una necesidad de Pedagogía política; la guerra de Melilla, así como la intervención gubernamental de usar el aparato del estado, infringiendo un desaforado ataque al Estado de Derecho en su actuación, despiertan al joven Ortega. Y despiertan a lo que para él considera un problema generacional: lo jóvenes son los que han de dar impulso regenerador, ante unos viejos que han creado una democracia irreal, como es la Restauración de Cánovas, y la falta de intervención pública de la sociedad española en tal sistema político. Ortega opta por una búsqueda a la solución de los problemas nacionales: Europa. ¡Europa es Ciencia! En fin, es difícil, resumir en tan breve espacio todos aquellos discursos; sin lugar a dudas puede ser este libro uno de las mejores introducciones para la reflexión política.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

"La destrucción de la democracia en España", de Paul Preston



Inicio hoy una serie de comentarios sobre los libros que he leído o voy leyendo, con el objeto de ir haciendo una especie de ficha sobre tales lecturas. Y de lo que tales me han revelado en determinado momento. Por regla general suelo releer los libros, en la medida de lo posible. Con nuevas lecturas, como a la mayoría de las personas, advierto otras interpretaciones. Por eso hago de ellos nuevas relecturas, de acuerdo a los conocimientos previos y añadidos posteriores. Voy a empezar, por empezar por alguno, con “la destrucción de la democracia en España”, de Paul Preston. Escribió Preston este libro durante la transición a la democracia. Apareció en España mundo editorial en 1971. No fue el primer libro sobre la política española durante la década de 1930 que había leído. Antes leí la obra de Gabriel Jackson “República y Guerra Civil española” y la obra de Thomas, a la que haré referencia en otras anotaciones; aunque señalaré a éstas como entretenidas, pero inmaturas, en especial la de Jackson. También había leído el propio monográfico de Preston, posterior al libro que tratamos, y otro de Raymond Carr, titulado como “la tragedia española”. Así como la biografía de Azaña escrita por Santos Juliá. Todos de muy buen nivel y erudición. También he leído los libros de Pío Moa, los “mitos de la Guerra Civil”, el libro de la Cierva, y “la guerra que ganó Franco”, de César Vidal, todos ellos legitimistas del 18 de Julio y ninguno de ellos historiador licenciado y doctorado como tal, por más que en las solapas de alguno de sus libros se declaren como tal, sus tesis no son conocidas ni publicadas en Universidad española pública conocida. En especial de la obra de Preston destacaré que con ella llegué a comprender uno de los asuntos que quedaban en el aire y menos llegaba a comprender; en especial el periodo de tiempo que va desde las elecciones de noviembre de 1933 hasta la fatídica fecha de octubre de 1934. Para mí ese lapso de tiempo era de singular importancia y que no había quedado lo suficientemente aclarada. Debo decir que suelo leer entre líneas y que siempre pongo en tela de juicio opinión del historiador para hacerme una composición de lugar, al tanto de la propia ideología política del mismo; y es que aunque en mí mismo suelo también ponerla en tela de juicio, trato de extraer mi experiencia en el trato de las personas y las cosas humanas, como ha sido mis cinco años haciendo selección de personal. Ese periodo de tiempo es esencial, pues es el momento donde la politización de la vida republicana llega al momento de ser insostenible; es el momento cuando las bases socialistas optan por Largo Caballero para la dirección de partido e Indalecio Prieto y Julián Besteiro salen derrotados. De singular importancia es ese periodo por varios motivos, pero en especial por “la huelga del campo” para la cosecha del verano de 1934 los antagonismos de clase en el mundo rural se convierten en insoportables; durante ese periodo de tiempo accede al gobierno el recién organizado partido de las derechas legalistas, denominado CEDA, y organizado con la estructura regional, diocesana y local con la que se estructura la Iglesia. Uno de los motivos que solía quedar en el alero es el porqué Indalecio Prieto colabora en el contrabando de armas en el estallido revolucionario de Octubre de 1934; algo que no concuerda con la personalidad de Prieto. ¿Qué motivos llevan a las izquierdas al alzamiento de 1934? Era la pregunta que me hacía ¿Porque las bases socialistas advierten que es el momento revolucionario? ¿Qué hacía insostenible la posibilidad de entendimiento? El periodo al que hago referencia es trascendental. La CEDA tiene en sus manos el aparato del Estado. ¿Cuál es su comportamiento político durante ese periodo? ¿Cómo ejerce su influencia en el gobierno para contrarrestar la huelga del campo? Muy posiblemente ese sea el momento clave de la impolítica que lleva al conflicto civil del todo ya puesto de manifiesto; la presión de las bases del PSOE por la opción caballerista ante la, sin aparente duda, postura de las derechas católicas de “rectificar la república”, legalista, desde el aparato del Estado, con influencia en un gobierno de coalición Lerroux –que nunca tuvo un claro programa de gobierno, como si lo tenía claro la CEDA: la rectificación y anulación de todas y cada uno de las disposiciones del bienio anterior, con el objeto de desplazar del Poder a las izquierdas, en base a un estado corporativo-; sin lugar a dudas lo que más prisa corría es la rectificación del art. 26, en especial por la materia de educación, que seguramente sea la que más le preocupe; pero para ello la CEDA no tiene la representación política y la fuerza legal para conseguirlo. Aún así opta por el obstruccionismo en todas y cada una de las legislaciones republicanas puestas en marcha y paradas desde que la CEDA entra en el gobierno. El uso de las fuerzas del orden público durante la conflictividad durante la huelga del campo para la cosecha de 1934, es el detonante que explica –que no justifica- la decisión de las fuerzas obreras revolucionarias; y que incluso un hombre como Prieto participe en ello. Es difícil resumir en una reseña tan corta los comportamientos; pero quede anotado que con este libro de Preston, así como las publicaciones diarias que pueden encontrarse en la red puede llegar uno a la idea del comportamiento de todos puestos en juego. En definitiva: la “destrucción de la democracia en España” ha sido uno de los libros donde mejor he comprendido ese momento histórico, así como las fuerzas políticas y sociales que se mantuvieron en ese periodo que va desde noviembre de 1933 hasta octubre de 1934. Aunque el libro trata con mayor amplitud en el juego que entre la CEDA y PSOE se mantuvo durante todo el periodo republicano como desencadenante del conflicto, al ser los dos partidos que mejor podían organizar a sus masas, al tener una estructura territorial y local. En ese aspecto creo que, efectivamente, así puede ser, pero hay que tener en cuenta que el propio conflicto entre los sindicatos de la UGT y la CNT lleva a la radicalización de las juventudes del PSOE en ese periodo, en una lucha por la afiliación, en unas bases cada vez más radicalizadas en contraposición a unas derechas a su vez más radicalizadas y contrapuestas a la vida republicana. La obra incide en todos estos aspectos pero nada entra en las ideas de Unión Republicana, demócratas liberales de carácter laicista, porque muy posiblemente estos poco podían hacer en la radicalización política a las que estaban llegando socialistas y católicos. Sin duda el magma político español era aún mucho más complejo que el que expresa Preston, pero aún así, es uno de los mejores libros sobre la política durante la II república.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Notas sobre economía y mercado de frutas


¿Cómo equilibrar las fuerzas del mercado imperfecto, cuando existe un producto de calidad, y evitar a su vez la falacia de composición? Una de las claves en el debate sobre “desarrollo”. En el mercado de frutas y hortalizas hay dos mercados imperfectos y oligopolístas que explican la diferencia de precios entre productor y consumidor final.




Siempre es de gran utilidad acudir a la lectura de los clásicos del pensamiento. Es un adagio de sobra conocido y archisabido; si no acudimos a ellos puede ocurrirnos como Juan de Mairena aseveraba: que otorguemos mayor atención a los novedosos que a los originales. Es por ello que hoy he acudido a releer a un clásico del pensamiento económico, Charles P. Kindleberguer, profesor de Historia económica del MIT, y sus ensayos sobre “el orden económico internacional”. En aquellos estudios analiza el papel de experiencia histórica y su conocimiento para analizar los problemas del mundo actual. Tal autor analiza las crisis financieras de los años 30, comparándola con el Lunes Negro de 1987, y las crisis de la década de 1980. Es de sobra interesante pues las crisis de las década de los ochenta son, a mi modo de ver, menos comparables a la de 1930, como sí lo es la actual. Aunque todas las crisis del modelo económico mundial mantienen todas la misma dinámica. Es importante analizar y poner en tela de juicio, como Kindelberguer lo hace, la teoría de “las expectativas racionales”. Esto es, como sostienen los economistas monetaristas: que los mercados dirigen toda la información disponible de acuerdo con algún modelo económico razonable, generando un muestrario de precios y una inversión de cuantía correcta. Observamos, en sentido contrario, que la hipótesis de “las expectativas racionales” es falsa. Esto es: el mercado no tiene una mente, ningún nivel de inteligencia, ninguna función objetiva ni fin; así como ninguna gama de informaciones, ni muchos grupos diferentes con una heterogénea capacidad de respuesta implicados en él. Al contrario: Algunos invierten rápidamente por sinergias; otros, para obtener una renta, después de que el mercado registre una expansión durante un largo periodo, al tomar, tardíamente, conciencia del fenómeno. Del mismo modo, nos explica Kindlerberguer, algunos obtienen ganancias, otros se contagian por apetito de ingreso y de riqueza y, más lisamente, de codicia y avaricia. Porque esos dos, y no otros, son la inteligencia –ya lo señaló Adam Smith- que mueven las combas económicas. EL patrimonio o patrimonios en cuestión aumentan de valor. La euforia limitada se convierte en ” boom”. El boom, en un determinado ámbito, puede generalizarse de uno o más objetos de inversión, de uno o más países. El problema aparece cuando las cotizaciones en uno o más mercados se elevan a alturas insostenibles. Eso es lo que vuelve a ocurrir con la crisis financiera de 2007: Exceso de demanda, seguido de convulsión y de falta de crédito. Todo esto es sabido: ahora bien, lo que no caemos es en las responsabilidades. Para ello escribe un ensayo bajo el título de las responsabilidades económicas; y es que aquí pasamos de la pura teoría económica de las expectativas racionales de monetaristas a otro ámbito: el de la filosofía moral. Para Kindelberguer que la economía funcione bien es preciso dos formas de responsabilidad económica: 1) obediencia a la ley apoyada en el imperativo categórico de Inmanuelle Kant (pág. 307), deshaciendo la falacia de composición (esto es de una importancia supina comprenderlo: lo que puede parecer mejor para cada uno no es lo mejor para todos en su conjunto) y 2) el liderazgo positivo. Ahora vamos a realizar un segundo análisis. Los “mercados imperfectos”. Las teorías monetaristas y liberales (en economía –que no el filosofía política-) plantea. Vemos como los mercados no funcionan en competencia perfecta, donde todos los agentes económicos acuden al mercado con igual fuerza de compra y de venta. Es una abstracción que desde la antropología cultural no tiene ningún agarradero, menos en filosofía política. Analicémoslo en el mercado de frutas y hortalizas. En él advertimos dos mercados imperfectos, y que explican la diferencia de precios entre el productor y el consumidor. No es en la cadena de valor donde se quedan las ganancias. No: Eso es una falacia. Se encuentra en la codicia en el manejo de unos mercados que son imperfectos. Así: del productor al comprador mayorista. Son muchos los productores y pocos los compradores mayoristas-distribuidores; por tanto hay una relación de Poder. El mercado es imperfecto en él. A su vez, el son pocos los distribuidores y muchos los compradores. Pues bien. Se hace preciso actuar de modo moral dentro del mercado, para equilibrar la balanza; que la crisis equilibrara la imperfección del mercado puede ser posible; pero a medio plazo considero, y siempre consideraré, que los mercados son imperfectos y hay relaciones de Poder en ellos. Alterar las relaciones de Poder es una de las tareas encomendadas, si no única, para torcer aquello que los economistas llaman “falacia de composición”, surgida de la misma codicia: aunque la crisis dará un baño de humildad a muchos. ¿Cómo equilibrar las fuerzas del mercado imperfecto, cuando existe un producto de calidad, y evitar a su vez la falacia de composición es una de las claves “del desarrollo”? que ¿Cómo se hace eso?, como invertir la carga del mercado? Debe tenerse en cuenta en el debate.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Azorín y la Voluntad. Tiembla un hombre.

Azorín consiguió un gran dominio de su arte cuando publica los Pueblos, en 1905; arte que maneja a la perfección en Castilla, publicada en 1912. En los pueblos hay tres artículos que aparecen bajo el epígrafe de “Andalucía trágica” que son “En Lebrija”, “Los obreros de Lebrija” y “los sostenes de la patria”. Tres artículos que son una obra de arte en cuanto a reportaje periodístico y de manual literario. En ellos se aúnan cuatro conceptos. A saber: el periodismo, el artículo, el reportaje y la literatura. A su vez es una expresión acabada del dominio magistral de Azorín en los materiales artísticos con los que trabaja. La lectura de estos artículos es del todo recomendable, pues en ellos advertimos todo lo que puede representar aquella España de finales y comienzo de siglo. Leerlos es un ejercicio de contemplación estética: es un cuadro, con sus olores, con sus figuras, con la fuerza de sus imágenes, sus texturas, ritmos y cadencias, emociones y, a su vez, es una muestra de verdad. Una verdad que está en el arte. Son artículos periodísticos convertidos en arte. La simplicidad y la complejidad de Azorín son majestuosas. Sencillas. Nos encontramos allí ante un maestro. Hoy Azorín es poco leído. Quizá poco comprendido. Pero si hay un compendio de lo que fue la generación del 98 ese es Azorín. Si Machado representa la bondad. Azorín representa la crisis espiritual que atenazó a aquellos hombres y artistas. Si veo en tales artículos de “la Andalucía trágica” un summun del Arte de Azorín, por su perfección estética; aún más allá encuentro a Azorín, aún J. Martínez Ruiz, en la Voluntad, por su imperfección. La Voluntad es el ejemplo perfecto de una obra imperfecta donde late un hombre. De ahí su interés y la admiración que puede representar. Es la obra de un artista, de un hombre, que está experimentado el trazo, el color de su pincelada, y a su vez, su propio ser. En la Voluntad late un hombre que tiembla, contradictorio, hecho de retazos. La Voluntad es un retazo, una miscelánea de búsquedas, de callejones, de bocetos, de cuartillas embarradas dispersas, aquí y allí, públicas, escondidas en un cajón, no aparecidas unas, otras en papel de periódico, novelas a medio terminar, pasos atrás, callejones sin salida, desencuentros y perdidas. En la Voluntad J. Martín Ruiz está experimentando sus contradicciones y su arte; pero a la vez, tiembla un hombre. De su imperfección trae su perfección, de su experimentación su hallazgo. Si algo hay en él es un hombre que se hace, que cambia, que se trasforma en lo que va a ser el Azorín maduro en el culmen de su creatividad. Después ya no volverá a esa cima de los hallazgos conseguidos. Para qué, si ya ha llegado a ella en su madurez y juventud. La Voluntad es la escalada, de senderos en los que se adentra. De senderos que se multiplican y desaparecen, que se siguen y que se hacen, sin vueltas atrás, sin tachones. Senderos que terminan abruptamente, pero que van siendo abiertos; como cuadros del artista. El camino espiritual de un artista que manipula con “el color”, como ese color del que aquí atrás referíamos al tanto de Deleuze.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Agua y cerezos: una búsqueda de sinergias imprescindible




Agua, Cerezos, ciudadanía y conocimiento: Una búsqueda de sinérgias imprescindibles.


Agua, Cerezos, ciudadanía y conocimiento: Una búsqueda de sinérgias imprescindibles. Me ha parecido muy interesante la propuesta de constituir una plataforma ciudadana para el desarrollo del Valle del Jerte, al margen de instituciones públicas, como puede ser SOPRODEVAJE, - aunque éstas, como los Ayuntamientos o Mancomunidad, además de las asociaciones, participen en ella -. Aún estando en un estado embrionario la propuesta parece interesante, habida cuenta del inmovilismo que las instituciones plantean. Éstas, se acomodan a la rutina y se mueven, es un decir, en la rutina. Los planes de “desarrollo” se escriben con bienintencionados recursos públicos, buena preparación técnica y disposición del que lo realiza, para pasar a ser encuadernado y colocado en un cajón, ocupando espacio. Trabajo que se muestra como única función de “la planificación estratégica” para el Valle del Jerte que políticos, técnicos y gestores plantean: reposar en el cajón y que al poco tiempo han quedado como inutilidad. Cuando no son “Jornadas”, como las que se van a realizar en fecha próxima. Es mi opinión que uno de los déficits que encontramos es eso que ahora, en las “sociedades del conocimiento”, como las llaman, nos encontramos con un déficit en Capital Humano. Y en un problema aún más gordo: que o se está en "la sociedad del conocimiento", o no se está en ningún sitio: la diferencia está en ser una sociedad que genere talento. Aunque esas expresiones del moderno “managment” que a mí ya me causan, desde hilaridad, hasta zozobra - por ser ideas que parecen ya del otro siglo, como de hecho son- si es que no han sido toda la vida así, solo que con los cambios el conocimiento y el talento se convierten en elemtos diferenciales. De que sirve tener AGUA, si no hay talento para gestionarla. Efectivamente: creo que en el Valle existe una fuga de talento, - además de que no lo crea tampoco -, y en ello poco podemos hacer si no se revierte la situación, y nos pongamos manos a la obra desde la base, desde abajo, como muy bien parece anticipar esta Plataforma. A su vez el Valle tiene otras muy buenas ventajas y oportunidades: En especial la del AGUA, sí. Es la ventaja competitiva. La palabra “desarrollo” es compleja, y el problema al que nos enfrentamos es de un carácter aún mucho más complejo que el de aquellos historiadores de la economía nos colocaron. El asunto es muy complejo, sí, pero tampoco demasiado como para que no podamos hacer algo sobre él, como con muy buenas intenciones se entrevé para la plataforma; lo más atractivo de la propuesta es el que se pide participación de la ciudadanía y por ello resulta del todo mi agrado. Me parece que próximamente se van a desarrollar unas jornadas de “desarrollo” del Valle del Jerte y que se van a realizar en Piornal, pero mucho me temo que ese desarrollo es de la cabeza –por llamarla cabeza- a los pies, de arriba hacia abajo. Si mi percepción no me engaña la cosa por donde anda la plataforma es la de dar la vuelta a la cosa: que las ideas y la acción para el desarrollo vaya de abajo hacia arriba. Y eso es digno de elogio. SI uno de los déficit que advierto es la falta de “talento” no es tanto porque no lo haya, si no porque no lo descubrimos, porque no lo ponemos en el lugar adecuado para su desarrollo. Lo dejamos que sea impuesto desde arriba, y el de arriba, como digo, se acomoda a la rutina, a los dimes y a los diretes y a la política chusca. El problema al que nos enfrentamos es mayúsculo, pero no solo me refiero al Valle, que es una porciúncula pequeñísima de este planeta. Nos enfrentamos a cambios radicales que tan vez no seamos del todo conscientes, y es por ello que nuestros ojos deben estar amplios para advertir la que se avecina, aunque tampoco hay que ser agorero. La palabra “desarrollo” es una palabra optimista, y con optimismo siempre se debe enfrentar uno a las cosas. Pero hemos de ampliar ese concepto por otro más amplio, porque las cosas van a cambiar en este mundo de manera significativa y el Valle debe ponerse manos a la obra, organizarse desde la ciudanía y, como bien señalaron, no quedarse de manos cruzadas. Mucho me temo que “las crisis” van a ser repetidas, y detrás de una vendrá otra, hasta que cambiemos “de modelo”. El modelo de desarrollo no se sostiene; y por eso me parece bien que se empiece uno a movilizar desde la base para darles duro a quienes desde la rutina y el inmovilismo ven venir los acontecimientos, por decir que los ven venir. Los cambios históricos ya se empezaron a gestar hace una década, y aunque no se sabe cuál será el futuro, podemos mantener una postura de que no parece muy halagüeña. Es por ello que la iniciativa de la Plataforma me parece, diría, que hasta fundamental. Y no es de recibo que nuestras vidas privadas sean una serie de añagazas ante las que debamos quedarnos impasibles, y por eso aplaudo la iniciativa. Los” modelos de desarrollo”, quizá no sean la única vía, sino que todos y cada uno debemos reinventarnos ante los cambios, y en ese sentido tenemos un lugar privilegiado para vivir y para trabajar, como para que no se aporten ideas y no nos pongamos manos a la obra; Una reflexión añadida es advertir sobre que es lo que debemos entender por “desarrollo”, y no es para caer en terminismos, como no sea que se mejore “la calidad de vida” y la imagen que tenga cada uno de que signifique eso de “calidad de vida”; el Valle del Jerte es un lugar donde se puede vivir bien, y donde se pueden afrontar “las crisis” inevitables que vamos a sufrir. Como siempre, ante ellas, dos buenos lugares comunes son dos, la educación y la cultura, que parece que son poco importantes, pero que una plataforma "de desarrollo" tampoco puede desechar, porque estas son las formas a como se amplían la visión del mundo que se nos coloca ante nuestros ojos. El sistema va a cambiar, no cabe duda. El modelo mundial es insostenible. Soy optimista al tanto a la Cereza, por su calidad, e incluso del turismo, por nuestras aguas y paisajes, como certeramente se plantea por la plataforma; además hay que ampliarlo hacia nosotros mismos, uniéndonos a esos términos que denominamos “sociedad del conocimiento”, y que no es otra cosa que todos sepamos más y crear los lugares críticos - en el concepto de lugar de creación-, como puede ser una plataforma ciudadana, para que se cree esa masa necesaria para generar talento y conocimiento: que no es otra cosa que hacer las cosas como es debido: con la cabeza, con la reflexión y con la puesta en común. Otra palabra más es la de “concienciación”. No es tanto concienciación como educación, y ese término debería entrar en una Plataforma que exija y que, además, contribuya, a hacer ver con una amplitud de miras que no siempre es fácil de advertir, que el mundo está hecho unos zorros, como casi siempre ha sido, pero que ni “la paz Keynesiana” ni "el Neoliberalismo" se han mostrado como solución. Y es que muy posiblemente no haya solucion alguna como que no encendamos una lumbre y generemos conocimiento y talento a su luz. Encontrémosla nosotros mismos, encontrando placeres y organizándonos con sentido. Porque sí: mucho me temo, que el mundo al que nos vamos enfrentarnos, aquí, y en todo el planeta, se va a caracterizar por cambios caleidoscópicos a los que hay que estar al tanto y ojo avizor, para periodos emocionantes de la historia: para que no nos quedemos a trasmano de ella. Y es que los modelos de Cerezo y turismo se quedan ya muy cortos, aunque, debemos seguir apostando por ellos –yo soy el primero que lo hago- debemos añadirle uan visión más amplia para cada cual.

martes, 1 de diciembre de 2009

Deleuze




Nos dice Deleuze: “el filósofo no es alguien que contempla, ni siquiera alguien que reflexiona. Un filósofo es alguien que crea". Sencillamente crea un tipo de cosas, completamente especiales: crea conceptos”. Es en la Historia de la Filosofía como un filósofo, esto es, un creador de conceptos, toma su materia prima. Deluze compara la labor del filósofo a la labor del pintor, de Gaugain, de Van Gogh, a los que pone como ejemplos. Antes de llegar “al color”, al dominio de "el color”, y elaborar sus obras creadoras más elogiosas y conocidas, éstos requieren un arduo trabajo anterior. Ese trabajo anterior es para el filósofo “la Historia de la filosofía”. La filosofía no es un asunto de “especialistas”, como se cree: es algo más parecido a la pintura o a la música – y por tanto, al arte, añadimos aquí-. El filósofo es más parecido al pintor, al músico, al creador, al artista. La filosofía es el arte del retrato: del retrato de los filósofos. Igual que un pintor, para crear una nueva forma, del dominio “del color”, debe dibujar retratos y retratos, y paisajes. Volverse obsesivo por "el color", como le ocurrió a Van Gogh. La filosofía es como "el color.” Antes de entrar en la filosofía, hay que tomar tantas preocupaciones”. Antes de saber llegar “al color”, y el color es “el concepto”, ¡Hace falta tanto trabajo!, exclama. La Historia de la filosofía no es tan solo preparatoria: sirve por sí misma: es el arte del retrato. Una de las cosas interesantes que nos explica de Deluze es que “el color”, o “la Idea”, no es abstracta en sí, sino que trabajando con ella se vuelve concreta. A medida que trabajamos sobre ese problema advertimos que surgen de problemas concretos al que el filósofo, el creador de conceptos, trata de dar solución. “Todo concepto, nos lleva a un problema”. Por ejemplo el concepto Idea, el concepto de la pureza de lo que las cosas son, es el problema de elegir a quienes pretenden –cosa concreta- participar de esa pureza. Por ejemplo: la Idea del político, es el concepto, la pureza del político. Ahora bien el problema es cómo elegir de entre los concreto a aquel que participe en esa pureza de la Idea. La filosofía no es llegar a la cosa abstracta: si no al problema. ¿Por qué el filósofo se queda en “la cosa abstracta”, en “el color”, y no explica el problema?, se pregunta Deluze. Y nos aclara: “No se puede hacer todo a la vez”: esto es “exponer los conceptos que crea” y a la vez exponer “los problemas”, a los que remiten tales conceptos. Si no se encuentra “el problema” todo el vuelve “abstracto”. El problema es lo concreto de la filosofía. La filosofía se compone de “concepto” y de “problema”. Surge en la polis griega ante problemas concretos. La Idea es el concepto. ¿Cuál es el problema? Elegir a los pretendientes: Elegir al mejor político, por ejemplo, elegir a quien participa en la pureza de político: por ello debemos tener que elegir, el problema, el Político “perfecto” de entre todos los pretendientes. El que más se aproxima al concepto, a la Idea, a la perfección: Es el problema de la ciudad.