jueves, 27 de noviembre de 2008

Ser de izquierdas


Tengo en mis manos el libro del añorado Eduardo Haro Tecglenser de izquierdas”. No tiene nada de particular ello, pues hace años que está en mi biblioteca, junto con su muy leído “diccionario político”. Los he puesto sobre la mesa, mientras escribo en estas noches valxeritenses. No es el afán de justificar tal postura política que, como todos sabemos, nació, como la derecha, de estar en postura sentada. Sentada en las primeras cámaras “nacionales” representativas del “pueblo”. En fin, no es cuestión de acudir a la propia definición de Tecglen, si no, más bien, intentar expresar del porqué se “es de izquierdas”, al menos del que esto escribe. No es tanto una justificación, pues no necesito justificarme ante nadie de nada, si no más bien, de la reflexión necesaria hacia la que, cada cual, debe llegar. Parto del presupuesto de que hay muchos que reflexionan sobre la política en muchos sitios que han quedado como un gramófono viejo. Parece tontería. Pero no lo es. Todavía truenan los viejos debates entre los que yo creo que ya son viejos, y que parecen los viejos argumentos de requetés, falangistas y nacional-católicos variados, pero en plan boina y chaqueta de cuadros. Unos no son tan mayores, sino herederos, habilmente moldeados. Otros son aquellos hombres admirables que hicieron la Guerra, que el paso del tiempo les está llevando a casi todos ya al cementerio. Siento un estremecimiento cuando hace años aún se les veía, con sus calladas y sus boinas tomando el sol. Madre mía, me decía, estos hombres hicieron la Guerra. Parecía increíble. Más interesante eran escucharles sus reflexiones sobre la política sobre lo que “es la derecha” y sobre lo que “es la izquierda”. Efectivamente, escuchándoles uno llega a comprender como se llegó a aquella confrontación. !Vaya cabezas más duras y más huecas que tenían! Todos hemos visto la versión oficial del régimen, y el guión de la película Raza, es explicito: de Guerra de hermanos contra hermanos, que vinieron a romper la célula social que Dios manda: la familia. En fin no soy ajeno a todo ese viejo discurso, comentarios, y aberraciones, tales como ese que figura en un vídeo que he visto recientemente de cierto pueblo donde aparece, hoy día, hablando un hombre rural, aún de la “Reconquista” que supuso la cruel guerra civil. Esos son algunos de los herederos. Otros están en lo más alto. Me niego a ese discurso que, como digo, suena disco de vinilo en gramófono viejo. Espero que se respete mi postura, como yo respeto las otras, aunque, claramente, no las comparta. Mi “toma de conciencia” como “ser de izquierda”, no vino por la postura marxista de tomar conciencia de proletario. Esas son también viejas cantinelas, en parte que se retrotraen a la juventud contestaría, y admirable, de los 60 y los 70. A los viejos, creo yo, la cantinela de ser de izquierdas o de derechas, les era más sencilla. Y se basaba mejor, en este país, la expresión “No me mees encima y me digas que está lloviendo”. A los que meaban hacia el lado derecho, se les llamó izquierdas, a los que meaban hacia la izquierda, se les llamó derechas. Y se dieron la de Dios es Padre. O la del pulpo. Para no herir susceptibilidades. En fin, que mi toma de conciencia vino, como digo, por la reflexión jurídica, cual es mi formación. Y por la reflexión real de cuales eran, de veras, mis raíces: sin tomaduras de pelo. El ser hijo de emigrantes extremeños y andaluces puede ser una explicación. Pertenecer a familias que trillaban, que segaban, y que araban con yuntas, para años después, emigrar a la ciudad para convertirse en cuellos azules, obreros industriales según la terminología de la sociología industrial. Obreros que han aspirado durante muchos años todos los tóxicos que produce una fundición. Puede ser, es cierto, una forma de una “toma de conciencia” proletaria, y quizá pueda retractarme de lo que he escrito más arriba. Pero para la toma de conciencia fue necesaria, previamente, la reflexión jurídica. Hay que tener en cuenta que adsorbí la postura de determinados estudiosos del Derecho laboral, tales como Antonio Baylos, Ojeda Avilés – y su Derecho Sindical, donde reza su deseo de un país sin caciques y oligarcas – o Fernando Valdés, que sostienen la postura de la naturaleza “dependiente” de las relaciones de trabajo. Esto viene a significar, claramente: unos tienen la sartén por el mango y otros reciben los sartenazos. Automáticamente me decidí por lo que a mi me parece más heroico: limitar “el poder” de los que tienen la sartén. Y los que tienen la sarten, siempre, son los que tienen el Dinero. Por ello considero que la postura moral y política que está bien, es esa. Por ello la defiendo. Hay algo, bueno muchas cosas, que no he añadido, en esa "toma de conciencia". Es lo siguiente: Muchos somos los que hemos venido al mundo tras la muerte de Franco, y, por ello, desde el principio fuimos una generación un tanto diferente a las anteriores, las cuales habían vivido una guerra y una dictadura. Nuestra infancia y juventud pasó en un ambiente, quizá, diferente, y no eramos conscientes del todo de las profundas heridas que arrastraba la sociedad española. Fuimos la generación de "la bola" y aquel ambiente, para muchos "moderno" fue nuestra conexión con el mundo. Yo recibí educación en colegio público y, por fin, los que éramos hijos de obreros, trabajadores y campesinos, abarrotamos la Universidad; no sin cierta complacencia de misión cumplida. Luego llegó lo que Javier Tusell llamó "el Aznarato", la segunda legislatura de J M Aznar, y volvieron los antiguos fantasmas a volar y que para nosotros fueron nuevos. Yo había estudiado economía y percibí claramente la zambomba neo-liberal que se batía. Lo de Aznar fue el acabose: volvieron los que nunca se habían marchado. No voy a dejar aquí juicios de valor sobre aquel periodo de la historia. Pero, efectivamente, Aznar fue mi toma de conciencia, en parte.

viernes, 21 de noviembre de 2008

!Son los nuestros! !Son los nuestros!


Corría el año 1936, y los que quedaban en Madrid, alrededor de 1.000.000 de personas –si no me equivoco- se parapetaban para repeler el ataque del ejército “español”. Corre el año 1996. Un muchacho joven, de unos 21 años, recorre la avenida de la Ciudad Universitaria. Acaba de salir por la boca del Metro, frente a la Facultad de Medicina y Farmacia; lleva unos walkmans y va escuchando radio inter-economía: la radio de los negocios, la del directivo, la de los salvapatrias. Es muy temprano. No serán ni las 8:00 de la mañana. La voz del locutor suena anodina, relatando la letanía sobre como había cerrado el Nikkei y que expectativas había para el IBEX 35. El día está frío. Los edificios se advierten nebulosos, por una niebla húmeda que los envuelve. El joven mira a su derredor: Ciudad Universitaria. Sector: Facultad de Filosofía y Letras. Desde los cuatro caminos se dispone una batería de gran calibre que de forma machacona martillea el campo, dejando grandes socavones de tierra en cada zambombazo. Las ráfagas de las ametralladoras barren el espacio circundante. No hay un frente definido. Subiendo hacia filosofía las columnas franquistas se apostan sobre los pinos ennegrecidos, con el fin de tomar la Facultad. Desde las ventanas, francotiradores abren fuego a discreción sobre los que suben la loma donde hoy está la Facultad de Historia. El fuego de mortero es constante. Una columna de requetés ha quedado aislada a 300 metros, en la hondonada, y son masacrados en pocos minutos a base de bombas de mano, aunque el fuego cruzado es muy intenso. Por cada metro que se avanza, por cada palmo de tierra, caen abatidos muchos hombres. Los edificios humeantes que se divisan se tienen en pie milagrosamente. La artillería franquista lleva dos noches sin cesar machacando las defensas, que resisten milagrosamente. La plaza de filosofía, llena de alambradas y zanjas, sirve para transportar los heridos al hospital de campaña, situado en la cafetería de la Facultad de Derecho. Cafetería donde, cada día, nuestro joven toma café. Franco ha cometido un error de bulto. Ha querido entrar a Madrid por Extremadura, en vez de envolver por la Carretera de Barcelona o cortar la Carretera de Valencia. Ha tomado esa, en apariencia, inexplicable decisión. Sus razones tendrá. En la casa de campo, El puente de los Franceses, el Manzanares y Ciudad Universitaria se convierte en un infierno inimaginable Una batalla por Madrid horrible, donde unos españoles están matando a otros. A un lado, un pueblo soliviantado, al otro un ejército, el español, entrenado, experimentado, jerárquico y adiestrado. Los carros blindados L 3/35 han combatieron duramente para tomar Villaverde y, en especial, el Cerro de los Ángeles, lugar donde la artillería “nacional” va a machacar su capital: Madrid. Los tanques, carros ligeros, zapadores se despliegan por todo el oeste, en un toma y daca sin cuartel. Cada metro es un suplicio. Cada loma de la casa de campo está sembrada de cadáveres, y las ráfagas zurran por doquier y barren el camino por donde han de pasar los blindados. Los días son brutales, encarnizados, sangrientos. Se plantea una defensa numantina y desigual, pues por el espacio aéreo solo sobrevuelan los Heynkel alemanes, que está masacrando a la población, que trata de resguardarse en el metro. Todas las calles madrileñas son calles de cristales rotos. No hay lugar por donde no se pisen cascotes. La Facultad de Farmacia, la Facultad de Medicina, el Hospital Clínico, La Facultad de Filosofía están siendo duramente ametralladas. Los del ejército “español” entran en el Hall de Medicina. Desde la segunda planta, los no menos españoles, ayudados por alemanes e italianos, arrojan bombas de mano, y entre los escaños de las aulas se baten cuerpo a cuerpo. Los que defienden el sector de el puente de los franceses reciben un aluvión de bombas alucinante. Es un lugar estratégico. Allí solo que combate a muerte. Trincheras, búnkeres parapetos rodean Madrid. Las democracias occidentales han dado de lado a los españoles que defienden la República. De repente, la gente ve volar un avión bajo y extraño que no conoce. Persigue a un Heynkel. Se pone a cola. El Heynkel empieza a emitir una espesa humareda negra en chorro y el aparato se incendia, estrellándose unos kilómetros más allá. La gente, llorosa, mugrienta, despavorida grita: ¡Son los nuestros! ¡Son los nuestros! Solo los rusos acudieron en ayuda de Madrid. ¿Dónde estaban las democracias? El joven vuelve a la actualidad, pues un autobús, que recorre la línea desde Moncloa, le pega un bocinazo. ¿Los nuestros? ¿Quiénes son los nuestros? Dios mío. Los de Madrid. Lo comprendió entonces.

martes, 18 de noviembre de 2008

La Restauración y el clientelismo: ¡Si señor, mande Ud.!


Me gustaría hacer una encuesta sencilla. ¿Cuántos son de derechas por el clientelismo? Los que conocemos de que va “la política” en entornos rurales, sabemos en que consiste la cosa. Es nuestro deber de ciudadanos denunciar todos los usos que de forma inveterada y con profundas raíces históricas pueden, aún, perdurar, convirtiendo en carpetovetónica y castiza la política. Por lo menos: denunciarla. El fin es que la política la hagan los ciudadanos. No otros.

Se llama clientelismo a ese sistema de la Restauración, sistema eminentemente rural, en virtud del cual se decía que se es "de derechas" para “agradar” y recibir "favores". Los que sean de derechas por el clientelismo que levanten la mano. No lo harán. Son pragmáticos: siempre van al sol que más calienta. Son estos que van y se acercan con la cabeza semi-agachada -aunque ya se va más en plan amigote, en plan besa botas-. Nuestras raíces hispanas y políticas navegan en un proceloso mar de “amigismos” y red de favores; una forma de “mafia” caciquil que hay que limitar, aún se dé de forma cada vez más pequeña. Si estas actitudes no se eliminan del todo la convivencia democrática se ve muy afectada y, en vez de constructiva, se convierte en destructiva. Tenemos ejemplos más que suficientes para luchar contra tal estado de anti-política.

Ejemplo de caciquismo finisecular y tres primeras décadas del siglo XX.

- Mire Ud. Sr. Don, que a mi hijo me le mandan a la Guerra, y yo como ud. sabe, soy de derechas, humilde pero de derechas, como usía. Haber si me aborraban al hijo.

- Hombre, hombre, no tenga cuidado, no tenga cuidado. Que aquí sabemos que usted es de los de orden y ley.


- Quien era.- le preguntan, desde el despacho, una vez abandonado el señor humilde "de derechas" que con la boina en la mano acudía a pedir los “favores”, al Sr. Don.

- Nadie. Kico "el cagajuerras", para que no le enviemos el hijo a la Guerra.

- ¿Es de orden?

-Parece que sí

-¿Es cristiano?

-Por misa no se le ve mucho, pero no parece mala gente.

- ¿Es de los que se queja por el jornal?

-Poco, poco.

- ¿Es bien mandado?

- Cumple siempre… no como otros…

-Bien: llame a la Diputación y que le borren de la lista de reclutamiento.

Al otro día en la calle, cuando los campesinos se apuestan en una solanera, o cantillo, a la espera de que les llamen al jornal.


- ¡A ver! – canta el capaticillo (hombre adiestrado y bien domado por “los amos”) : ¡y, por último: Kiko “el cagajuerras”, Eusebio el “agarrapuercos” que vengan también!

. Si, señor…. Mande Ud.


Huelga decir que Kiko "el cagajuerras" y Eusebio "el agarrapuercos" serán prudentes y de derechas. Hombres de orden. Si señor: bien mandaos.

Los ciudadanos exigimos el cese inmediato de todas esas actitudes. ¡No más caciques! !No más Oligarcas!

Vuelve Keynes


Corría el año 1992. La referencia en las escuelas de economía, por aquellos entonces, era Mario Conde. La cultura del pelotazo, los ejecutivos agresivos, con casco y moto, los calcetines tipo panty, la hoguera de las vanidades, el dinero fácil, los seniors executives, las armas de mujer y Wall Street imperan. Los del Opus, a su vez, abren sus escuelas de negocios, masters, el ESIC el IE señaladamente. De ellos se van a nutrir sus empresas en redes de amigotes. Lo que triunfa es el marketing y la mercadotecnia. La moral del directivo y del dinero. Atrás quedaron los peinados de los 80 de las chicas, que hoy nos causan tanta simpatía. La caída del muro de Berlín, el fin de las ideologías y, por tanto, de la Historia, y “los liberales”, en lo económico, hacían legión. En lo económico tan solo. Que en lo moral, en especial en España, donde las familias del Opus, beneficiarias del desarrollismo -por ser ellos sus partícipes-, seguían tan rancios como siempre. El tolón tolón liberal y que en España suena al coro de los niños cantores del Pardo, a colegios religiosos a donde van las elites todas, así como muchos otros niños que no lo son, ni lo serán -siempre es beneficioso que haya gentes que besen los pies a otras-. Gentes humildes, algunos criados en chozos, que les da, no sé porqué, por llevar a sus hijos a colegios bien y a seminarios doctrinarios: con los buenos colegios públicos que hay. En Inglaterra: la dama de Hierro. En los USA: Ronald Reagan. En España: Felipe González. Según la Revista Tiempo, y otras muchas, pertenecientes a la Obra, contaban el chiste: Con Felipe, todos a pique. Buen chiste, si señor, que causaba buenas risas a mis amigos de la derecha, algunos de los cuales criados en camastros de helechos y educados con la enciclopedia Álvarez, en todo caso, y como mucho. Otros, hijos y nietos de tenderos, habituados a tener perras, para quien todos los demás somos vagos. A los que les contesto, poniendo el dedo en posición erecta: sube aquí y pedalea. En aquel año, la crisis económica hacía que muchos golfetes del botellón estuviéramos en los aparcadoiros de las Universidades y, los fines de semana, ¡a Cáceres!. Ciudad patrimonio de la Humanidad repleta de estudiantes. Estudiantes que ibamos en tropel, pian pianito, a la plaza: con bolsas de plástico, vasos de picnic, botellas de pachanga, Whisky y Ron. ¡Cómo lo pasábamos! En Económicas triunfaban los monetaristas, y bastaron dos años de ajuste para cumplir los requisitos impuestos por Maastrich, para que los sones de radio intereconomía nos metieran el sonsonete de la teoría económica neoliberal. Eso y, como no, los escándalos oreados por quien no tenía el poder para que, una vez conseguido, obrar del mismo modo, y beneficiar a sus amigotes, reduciendo a mínimo la inspección fiscal, por ejemplo. Lógico, si el secretario del ramo compartió el aula con el director del ESIC. Algunos disfrutamos con las clases del profesor Sosa, director de tesis del jugador del Madrid Manolo Sanchís, y sus ratios de apalancamientos financieros y de solvencias a corto, donde aprendimos a ver un balance y, de lejos, el problema financiero de Rumasa y del Real Madrid. La imagen fiel del patrimonio. Sí si: La del patrimonio de sus corifeos residentes del barrio de Salamanca. la “beautiful people”. Barrio pudiente madrileño a donde acuden, por el entonces, “las chachas” honorables de Leganés y Parla, entre otros sitios, a criarles los hijos. Hoy día bastión de la Espe. Solo había un problema: muchos aprendimos la maquinita de Keynes. No cabía otra. Es el ABC de al economía, pero en plan progresista. Lo primero que se aprendía en económicas era “la trampa de la liquidez”, el new deal y la introducción de Gastos Públicos para incentivar la demanda agregada. Por aquellos días Keynes estaba acabado: el Déficit público, argumentaban los liberales del cristianismo heredero de Felipe II, hace que los tipos de interés sean altos. Era el tambor de Aznar. Tambor de la FAES que hoy suena a tambor roto. Como el soniquete del concurso de sobremesa cuando el concursante falla la respuesta. Chafados: Keynes vuelve. Samuelson pide a Obama que insufle la economía a través del gasto Público, y que, en tiempos como éstos, no pensemos en el déficit. ¿Qué dicen “los liberales” sobre todo esto? Callados como putas. Y los que somos simpatizantes de los filósofos de la “escuela de Francfort”, con Habermas y Adorno a la cabeza, nos partimos de risa: llevábamos razón desde 1992, cuando nos poníamos tibios en la plaza de Cáceres en fines de semana locos.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Reflexiones sobre “lo de Bolonia”: misión de la Universidad.



He estado comentando en otros foros mis reflexiones sobre lo que ha venido en llamarse, en el ámbito estudiantil, “lo de Bolonia”. He de señalar, para quien no lo sepa, que las entradas de mis noches valxeritenses no nacen, de modo expreso, para ser vertidas en ellas. Por regla general son fruto del debate en otros foros. Suelen ser una parte de mis reflexiones. Soy de los que considera, con Ortega, que cuando se habla se habla de “uno” para “otro”, y que ese “otro” varía según las “circunstancias”. En este caso el debate se establece con Marcos Santos Gómez, profesor de la Universidad de Granada de filosofía de la educación, al cual agradezco sus intervenciones. Por tanto, con el fin de recoger lo que digo, y pienso, en diferentes sitios idee este blog, para que no quedara perdido lo que escribo por allí. Al tanto de “lo de Bolonia”, extracto lo que sigue: Estoy pez sobre “lo de Bolonia”, por ello leeré: a ver si me aclaro algo. Ahora bien, antes de saber algo sobre esto que los escolares cuentan de ir a la huelga, y al preguntarles sobre por qué motivo, te espetan: “por lo de Bolonia” , y se quedan tan panchos, reflexionaré sobre la Universidad y el espíritu crítico y el fundamento moral para participar, o no, en dichas movilizaciones. En especial argüiré sobre que sobre “el espíritu crítico”, y el poco fomento que se hace de él en numerosos lugares: la Universidad entre ellos. Aunque agradezco que haya profesores, como es el caso de Marcos Santos Gómez, que así lo hace. Esto de no darle a la cabeza de un modo adversativo, y crítico, entre los jóvenes me está resultando, a mi particularmente, bastante molesto: máxime si el lugar donde debería hacerse no se hace. Yo llegué a una conclusión, posiblemente equivocada, que consistía en que en la Universidad no se enseña a pensar. Pensar consiste en tener espíritu crítico: leer para contradecir lo que se lee. De hecho así se ha desarrollado la filosofía. Es cierto que doy por hecho que una vez, en los departamentos y tras las tesis doctorales, si se empieza “a pensar”, y en grado sistemático, gracias, creo yo, a que se escribe. Animar a los alumnos a leer, pero sobre todo a escribir, es uno de los mejores ejercicios filosóficos que se pueden hacer. Este de los blogs es una buena manera, pues copia el modelo filosófico de pensamiento: el diálogo. Aunque adaptado a nuestro mundo. La crítica que sostengo es que a “los alumnos” de un modo genérico – y por regla general- no se les incita a pensar: a contradecir lo escrito o pensado por otro. Se exponen sistemáticamente las ideas por alguien expresadas y, después, estas ideas se deben volcar a un examen escrito que suelen ser una birria. No sé qué dirá Bolonia sobre esto, ni como se adaptan a la barbaridad que supone no crear espíritu crítico y, en especial, las ganas ingénitas de saber sobre el todo en general, y no sobre cosas en particular tan solo. Porque esto del “pensamiento único” tiene relación con esto que digo. Por mi pasada experiencia advertí como alumno que la Universidad se machacaba a aquellos alumnos que son incapaces de memorizar textos, pero que sí eran capaces de ponerlos a parir, argumentando contra ellos con razonamientos interesantes. Uno de las obras que trataron sobre la educación universitaria fue “Misión en la Universidad” de Ortega y Gasset; sería interesante debatir como esta regulación de Bolonia se adecua a lo que Ortega señalaba allí y en otros escritos. La “barbarie de especialísimo” fue una de las reflexiones más conocidas de Ortega, en ella argüía contra la formación en “especialidades” cual daba lugar a especialistas que saben mucho sobre muy poco y que no saben nada sobre todo. Eso era, según Ortega, una barbaridad que daría lugar, ante la falta de “Universidad” en el conocimiento, que las opiniones sobre todo fuera hecho por bárbaros especialistas. Es el mal de una Universidad sin humanidades y, vaticinaba, la sociedad gobernada por las masas y, en último término, por los necios. El caso de Bush puede ser paradigmático, como en otro tiempo fueron los Lenin, los Hitler o los Mussolini. Pero es que lo que debemos negarnos de redondo es a cosificarnos, como nos enseña Kafka, y ser engranaje de una sociedad funcional. Las relaciones de Poder tienen mucho que decir sobre porqué este problema, llamémosle así, que en la Universidad se produce. Yo no se si Bolonia tiene en cuenta esto, o si promueve el barbarismo o, en cambio, defiende una “Universidad” que sea tal y no “particularismo”. Y el tipo de personas que va a formar. Una Universidad que rechace el humanismo va aviada. La película de Robert Wiene, el Gabinete del Doctor Caligari, es muy esclarecedor sobre todo esto que hablamos, porque supone una reflexión sobre “la verdad” y sobre “la manipulación”. Después de leer algunos artículos de periódico sobre “lo de Bolonia”, comento los siguiente: La “libertad” y “el libre pensamiento” son una de las más difíciles actitudes de los humanos. Puede parecer fácil, pero sabemos, de verdad, que no lo es. Este es un privilegio de muy pocos -pero que muy pocos- escogidos. Uno de mis libros de mesilla es Introducción a la Pedagogía de Fritz Martz. Esta autor señala, poco más o menos, que el objeto de la educación es “la libertad”: la trasformación de los que aún no son libres en libres. Bellas palabras. Los Antropólogos culturales han estudiado como la “Universidad” se constituye en un elemento más que sirve para reproducir el entramado social de Poder en nuestras culturas plutocráticas. Soy muy escéptico y pesimista: tengo una visión muy negativa del ser humano. Y así todo: lo amo. Nuestras sociedades son plutocracias, como señala Saramago. Ellos son los demiurgos de este mundo. Los demás: marionetas movidos por sus hilos. El espíritu crítico consiste en abrir los ojos y, buenamente, pegar un puñetazo en la mesa. ¡Pero bueno! ¡Ya está bien! ¡A mí no me la dais! Pero, ¿qué se necesita para ello? Una cosa: independencia económica. No depender de nadie. El que no “depende” de nadie es el único que habla libremente. ¿Cómo se come eso? ¿Cómo crear instituciones que conjuguen dos cosas: la “Universidad” y la “Libertad? Es muy complejo. En España la conjugación de estas palabras vienen de lejos: Giner de los Ríos es uno de sus exponentes y su “Institución Libre de enseñanza” la creación de una institución que trató de conjugarlas, en su espíritu regeneracionista. Él estaba hasta el gorro de que su trabajo fuera dependiente del socaire político. La Universidad española anduvo así mucho tiempo, y los ejemplos de Unamuno o Zubiri son ejemplares. Ahora bien cómo conseguir, según mi opinión, conjugar “educación”, “espíritu crítico” y “libertad”, para que la educación sea digna de ese nombre. De una manera: que los alumnos sean el centro de dicha institución. Si esto no es así: los plutócratas están moviendo los hilos. Revelarse contra ello es moralmente admirable. Si “lo de Bolonia” consiste en crear una Universidad al servicio de unos “ajenos” (llámese “sociedad” o “empresa”) lo que está bien es actuar contra ello por amor propio. Yo no quiero decir que la sociedad, o la empresa, se beneficien de lo que la Universidad debe crear –hombres libres-, sino que la Universidad debe centrarse en sus alumnos. Todo lo que no sea así es incorrecto y, por tanto, es un deber protestar. Dar el puñetazo en la mesa. Pocas han sido las instituciones Universitarias libres, que yo conozca. Aún así, se podía debatir, como es posible que, aún así, la Universidad haya tenido tanta relevancia social. O si no la ha tenido. O si sí. La vetusta universidad cisneriana, durante la vida de su fundador, es uno de los pocos ejemplos que conozco de libertad. En ella mandaban los estudiantes, gracias al respeto a que su fundador se granjeó, y por ello fue motor del humanismo cristiano, la reforma y el renacimiento en España. De veras fue una universidad libre, aunque por poco tiempo. ¿Qué Universidad queremos? ¿Qué tipo de ser humano se quiere crear? Pero, más importante, ¿Qué clase de persona queremos ser? ¿Queremos ser libres? Pues a la faena.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Los hijos de los exiliados


Cómo están en el ABC esta mañana. No les gusta que el gobierno se gaste 40 millones de euros en buscar a hijos y nietos de exiliados. Tampoco le gusta, se lo escuché a un político con cargo importante, que los dineros, de todos, se dilapiden en buscar fosas por las campiñas españolas. Es normal. Lo que les carga es que los impuestos, “su” dinero –que para eso quien más pone es el más rico-, se tiren por el retrete, tan solo, para agradar a unos cuantos, que no son ellos. La guerra bien ganada quedó. Y no es acto de justicia ni cristo que lo crió. Siempre he pensado que uno no es solo de la localidad de donde pace. Si no, también, de la localidad donde sus abuelos sufrieron, vivieron y crearon. No en vano, los nietos, llevan siempre ese poso cultural. Vivas o no en el lugar de tus antepasados, éste va dentro de ti. Va dentro de ti porque se inyecta vía parental, en carne viva. Las canciones, las tradiciones orales, las historietas familiares, los modos de hacer las cosas, las expresiones, el modo de ver la realidad y vivas, o no, en el lugar de donde sean tus abuelos, cuando tragas pan y se te queda en la garganta, es que te has “añurgao”. Para un nieto ser del lugar de donde son sus abuelos es un orgullo, y punto. Lo vea el cenutrio o no lo vea. En nuestra España, escindida por el odio, muchos españoles tuvieron que salir de su tierra para poner sus pies en otra. Tragedia no superada hoy todavía, por mucho que algunos así lo quieran. Siempre sostengo que la victoria de unos no vino acompañada de justificación moral. De un lado se colocó el pueblo semi-analfabeto, o analfabeto del todo, buscando venganzas de secular raigambre. De otro, fue el ejército español, traído del África y organización sistemática, ordenada para ganar una guerra e imponer un sistema de terror. No es lo mismo. Los españoles que salieron eran tan españoles como los que se quedaron y, por tanto, sus nietos también lo son. Ese es el razonamiento. Y lo es de justicia. Y la justicia no tiene precio. A los de “la derecha”, porque hay que seguir hablando en estos términos tan del XX, les calza el hecho, porque ven en ello que los motivos son, además, electorales y, encima, se pone dinero para ello. Dinero recaudado para ser “gastado” en algo que no les conviene. ¿Y qué? Los nietos de españoles son españoles como los que más. Máxime si el motivo por el que salieron fue por una brutal guerra en el campo de las ideologías que revoloteaban por el ambiente y de unos problemas, netamente españoles, en el que seguramente ellos no tuvieron toda la responsabilidad. Si hay españoles fuera que de nuestro territorio que aún no están reconocidos como tales es de justicia que así se reconozcan. Porque los derechos y la restitución de lo que es de Justicia es absolutamente necesaria. La transición a la democracia no estará totalmente finiquitada hasta que esto sea así.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Carta a los liberales de liberalismo.org

He leído vuestro argumentos sobre los impuestos y sus efectos perversos. Según vosotros, estos causan una reducción del incentivo a la producción. Con ello quieres decir que a más impuestos, para los más opulentos, éstos reducen su afán inversor y constriñen sus ganas de crear riqueza. No estoy de acuerdo con tus proposiciones de que los impuestos desincentiven el crecimiento económico. Todo esa historieta teórica me suena a cuento chino y de lo que se trata es, simplemente, de justificar los deseos que los plutocratas tienen de asegurar sus cuartos bajo la faltriquera propia. Les carga eso de que los dineros vayan al Estado para que se dilapiden, se malgasten y se tiren, por parte de unos cuantos políticos desaprensivos, ineptos, y, según vosotros, moralmente reprochables. A mi toda esta teoría que os soltáis me suena a rollo macabeo: de filosofillos que han estudiado en las facultades de economía y empresariales. Esto es: bárbaros del especialismo que, por un motivo u otro, quieren prepararse para directivos, como mejor forma de vida. No me extraña, por tanto, que gentes como vosotros hayan sido los causantes de la actual crisis. Por más que leo vuestros blogs y vuestras webs, como liberalismo.org, no encuentro por donde cogerlas, pues tenéis un cacao sobre el liberalismo y lo liberal de padre y muy señor nuestro. Es el liberalismo para que las santas narices del más poderoso haga y deshagan. Es cierto, con los impuestos, que el margen de beneficios se estrecha a corto, pero, a la larga, los beneficios se siguen dando. Si no se dieran, no habría ningún negocio. A la vez, con ellos, se hace una sociedad algo más justa. Es cierto que los políticos pueden adolecer de inmoralidad a la hora de gestionar los recursos, pero éstos, al menos, como se deben al voto de la población tratan, de alguna manera, de beneficiar a los más. El empresario, para el cual en verdad preconizáis la libertad -que no para otros-, solo busca en beneficio de los menos: de él mismo. Esto tiene parte de bueno, en eso tenéis razón, pero también tiene mucho de malo si no se le paran los pies. Porque, a lo que a mi me parece, lo que propugnáis es un liberalismo para unos pocos: los que atesoran un patrimonio más que holgado. Esos que, como no saben donde hechar el dinero, invierten en arte de una manera especulativa. Con los impuestos, abogadillos de ricos, en mi opinión, el mundo se equilibra y, por tanto, las tensiones sociales se apaciguan algo, que también es positivo, aunque no es el argumento principal. El argumento principal es la Justicia. Por eso estoy a favor de la tasa Tobin, por ejemplo. Tu postura al tanto de la libertad, permíteme decirlo, se encuentra sesgada, en mi opinión. Le falta veracidad, autenticidad, y está influenciada ideológicamente del mismo modo que el pensamiento marxista lo está. Leyendo vuestras Webs, filosofillos, os la dáis de sabios y se os ve el plumero de mentecatos. Hiláis una ristra de argumentos descojonantes, como uno que dice que no se puede ser "liberal" y de "izquierdas", mostrando un desconocimiento mostrenco de las ideas políticas de este país: cenutrios. Desde un plano ético, preconizar de la libertad se refiere a la libertad de todos, no de unos pocos, me imagino, porque, si no, vaya fundamento de la moral más pusilánime que tenéis. Habláis, por otro lado, de que los vuestro no es ideología, !válgame!. En cambio, todo el pensamiento de la izquierda si que lo es. !Vaya tonterías más grande que tenemos que escuchar por parte de estos jovenzuelos egresados de las facultades de económicas del Opus! Parece que con lo que topamos es con la concepción de la libertad. Creo que olvidan los "liberales" de tu escuela algo esencial que no tienen en cuenta: la larga evolución sociológica en las relaciones de trabajo. Vaya, diréis, ya estamos con lo mismo. Pues si y no. Vuestra óptica se encuentra sesgada de todas todas, y no tiene en cuenta miles de variables humanas y, por ello, sois jóvenes barbaros que de la vida sabéis una mierda. En especial ignoráis la diferente condición de entre quien detenta la propiedad -al que consideráis "individuo", con argumentos no tan alejados de la realidad- y de quien solo posee, como bienes principales para comer y mantener su casa, así mismo. Es cierto que detrás de esas corporaciones se encuentran unos "individuos", desaprensivos a más no poder. Puestos de poder a los cuales vosotros aspiráis. Y conseguiréis algunos: los que seáis del Opus con más facilidad. El poder negociador, como digo, de uno, el empresario - que no sabemos si es "individuo" o no- no es el mismo que del otro, el empleado. A su vez, una vez efectuado eso que se denomina "contrato de trabajo" existe una verdadera relación asimétrica. Uno tiene el Poder de dirección y el otro la obligación de obedecer. Por tanto la libertad no es la misma ni tiene el mismo rasero. Si con la libertad que propugnáis no contrataseis a nadie, os lo guisaseis y lo comiséis: olé vuestro huevos. Y no es que estemos en contra de "la empresa", o "el empresario", monaguillos del Instituto Empresa. Lo que solicitamos es su control. Que estos esten al servicio de la sociedad, y no la sociedad a su servicio, que es lo que éstos ¿individuos? suelen considerar. Por que como dicen en mi pueblo: “quien no tiene dinero: pone el culo por candelero”. Vuestro concepto de libertad es muy diferente al mío, por tanto: que ponga el culo vuestra madre. Para mi la libertad es subirme a un risco de la sierra de mi pueblo y mirar mi valle. Ahí si que hay libertad "individual", siempre que no dependas del cacique de turno, como ocurrió en otros tiempos. Esto es: No tener quien me mande y no mandar a nadie. Eso si que es libertad, y no el coño que vosotros propugnáis. Me imagino que para vosotros, “los liberales austriacos” -vaya pedantez-, ese concepto también puede valer, pero os va más la libertad del porsche, ignorantones de vida, y "el utilitarismo". Ala ala, que osdivirtías en vuestros saraos, que yo soy feliz en el campo. Convendrás conmigo que existen diferencias sociales entre la libertad de quien puede dictar lo que se debe hacer, que por regla general suelen ser esos "individuos" para quienes propugnáis la libertad -vuestros papas y tios que financian el ESIC- y de quien no. Para vosotros, los “liberales austriacos” o como rayos os defináis, la libertad consiste en que, si tienes dinero, impongas tus condiciones de mercado libremente. Valiente concepto de la libertad. Libertad para someter los santos huevos de unos sobre los de otros. No creo en utopías y tengo una concepción muy negativa del ser humano, que, de hecho, se mueve por la codicia, como asevera razonablemente Adam Smith. Los impuestos son un límite a la codicia vuestra. Porque, lo tengo claro. La codicia busca el Poder: y el poder consiste en imponer, libremente eso sí, la visión del mundo de quien posee perras a quien no las posee dinero. Porque ya se sabe quien no posee dinero: le dan por el culo. Digo que tu concepción adolece de veracidad por varios motivo, estos filosóficos, para que veáis que también sabemos ser crípticos: Vosotros, adláteres del ICADE, no partís de una concepción de la realidad como algo completo y, por tanto, de la verdad. Tu mismo te defines como “filósofo austriaco”. Un filósofo busca la verdad, de por sí, sin etiquetas. Pero vosotros salÍs de los centros de adoctrinamiento navarros, que para más INRI son cristiano. Seréis calvinistas. Siempre he pensado que para el verdadero filósofo las etiquetas significan visiones sesgadas y, por tanto, no son auténticas, veraces. Eso le pasó a las corrientes continentales del idealismo, a los marxistas y a las filosofías liberales austriacas: filosofía esta última de pacotillas, pues solo tiene en cuenta "la maximización" económica en el comportamiento humano. Pues vaya birria de humano que tenéis en la cocorota. Es más considero que tanto el marxismo como la liberal concepción del homo oeconómicus (concepción muy reducida del ser humano y de la libertad, como digo) son filosofías falsas. Ambas tratan de justificar teóricamente, con un aparato denso, prolijo, y que no entiende ni su puta madre una concepción de la realidad que, en último término, lo que busca es tratar de justificar lo que las majaderías que a uno le enseñan de niño en sus casas y en vuestros colegios de pago cristianísimos. Elogiáis la libertad del individuo, en cambio, obvias algo esencial: que lo que propugnas es “libertad de empresa”. Y las empresas no son "individuos", ni compararse puede una cosa con la otra. Confudís, eso sí, "individuos" con personas. Personas son las que viajan en patera desde el Africa, que también tienen derecho a la libertad, y no solo los "individuos" que dirigen vuestros negocios hispanos de entretegidas redes sociales del Opus. Por eso mi concepción de “libertad” difiere de la tuya, y por tanto somos liberales en un sentido muy diferente. Libertad, para mí, es equilibrar las diferencias socioeconómicas entre los individuos, para que así, cuando se negocie –en el libre mercado- haya una mayor paridad. Las circunstancias reales de muchas personas es que no son libres porque no tienen un duro, ni dos reales y medio, ni posibilidades para obtenerlos. Acusáis de vagos a los que tienen menos y vosotros, como tenéis más, os creéis más trabajadores. De eso nada, el trabajo y la riqueza no están tan relacionadas como vosotros argumentáis buscando justificación cristiana: !fariseos!. Váis a vuestros colegios del Opus, a vuestras escuelas de negocios del Opus: y así salen las majaderias que contáis, que solo buscan vuestro "propio beneficio", justificando que eso es bueno para todos. Pero para vosotros, liberalillos, más. Existen muchas más variables que no queréis reconocer, porque no os conviene Si esa circunstancias no se analiza, dichas teorías no valen para acceder a lo que se pretende: la verdad. Y sin búsqueda de verdad no hay filosofía. Hay manipulación. Y eso es lo que hacéis con vuestras revistas, con vuestros periódicos, con vuestros colegios, con vuestras universidades...

martes, 11 de noviembre de 2008

Alcalá de Henares: un paseo por la historia de España




Es gratificante volver a Alcalá de Henares los Domingos por la mañana. Todo su casco histórico, hace años cerrado al tráfico, se convierte en peatonal y los madrileños de la capital, aprovechándolo, acuden en tropel para disfrutar de la vieja ciudad complutense. Parece que se han dado cuenta que a su vera tenían una ciudad patrimonio de la humanidad y, por fin, la han descubierto para venir a tomar las cañas y, a la vez, disfrutar de un recinto histórico cultural sin parangón en Europa. Me es muy difícil significar aquí todo el amor que siento por esta ciudad, los largos paseos que por sus calles he dado y como me interesé por cada piedra. Me es muy difícil significar aquí, además, qué es Alcalá de Henares y porqué merece la pena visitarla. El día que concedieron el título de Patrimonio de la Humanidad a Alcalá de Henares, mi pequeña patria, lo recuerdo bien: caminaba yo solitario hacia la Magistral cuando las campanas de la universitaria Iglesia, privilegio compartido con la de Lovaina, comenzaron a repicar en un sonido ensordecedor. Me llegó al corazón. Y a los oídos, por supuesto. Yo había conocido a Alcalá de Henares antes de su recuperación, cuando se convirtió en cinturón obrero y dormitorio en el desarrollismo de los años 60 y 70, y recordaba los vetustos edificios viejos hechos añicos, sin comprender que había ocurrido allí. Los ojos se inundaron de alegría, pues confirmo que más méritos no podía albergar una pobre ciudad de ladrillo humilde, centro cultural europeo del XVI, derrumbada entre cenizas. Ejemplo de “civitas dei”, fue sucesivamente aniquilada por la barbarie, la sinrazón y las bombas. Recorrer Alcalá de Henares es recorrer toda la Historia de España, en toda su amplitud, con lo bueno y con lo malo, con sus tragedias, con sus horrores y con sus éxitos. De las pobres gentes azotadas por la incuria y, a la vez, el explendor. La cultura y el drama: Las dos Españas. Esas dos Españas que luchan denodadamente en sus calles. Calles donde albergaron las tres culturas: la judía, la árabe y la cristiana. El barroco, después de Trento, quiso apaciguar la herejía que se cernió sobre la ciudad y media España: el erasmismo, la crítica feroz al clero inculto e inmoral. Trento, poco tiempo después, cambió los aires de San Idelfonso: los conventos, con todo su poder económico, trataron de copar el espacio urbano, colocando sus espadones y cúpulas con el objeto teatral de salir a la calle, imponiendo su religiosidad a la urbe. Si la Universidad representó la luz de la Reforma española y, por tanto, del Renacimiento español, los conventos trajeron la oscuridad de los claustros, que rodearon la obra cisneriana del humanismo cristiano, atosigándola por todos su flancos. Al frente el edificio de los Jesuítas, congregación creada por un cocinero del Hospital de Antezana, llamado San Ignacio de Loyola. Por los costados, la cúpula de la magdalena, metiéndose en el campo de visión en el patio de los filósofos, o de los gorrones, con muy mala uva y con toda intención. En el campo alcalaíno laten, humildemente, todas las tensiones de la España.Y que en 1936 estallan sus ráfagas en las paredes de la Magistral, como testimonio indeleble, o no tanto, de lo que somos. Alcalá de Henares se convierte en el lugar estratégico de la defensa de Madrid. Tres batallas se desenvuelven a su derredor: Jarama, Guadalajara y Madrid. El ejército republicano, dirigido por el general Pozas, y las huestes de “El campesino” se hospeda en los conventos viejos, desamortizados por Medizaval, que vienen a descansar del frente. Alcalá de Henares es la pequeña Roma: su casco histórico alberga la mayor densidad por metro cuadrado de conventos, que sirven de cuarteles, y sus maderas sirven de calefacción. Los chatos y los moscas despegan del aeródromo, en defensa de Madrid, y en el espacio aéreo surcan los Heinkel. Las bombas caen sobre Alcalá. En la plaza de Cervantes se excava un refugio, el palacio Arzobispal, la joya de Alcalá, arde, pues numerosos documentos se encuentran allí albergados. Desde el cerro de la Vera Cruz, lugar imaginario de la barroca idea religiosa de ciudad de Dios, como la que dibujó el Greco para Toledo, se contemplan las columnas de humo de Alcalá y, a lo lejos, de Madrid. Pero ¿Quién se iba a acordar de la pobre Alcalá, patria de Azaña, y alma mater? ¿Quien se iba a acodar que la joya del humanismo español, la biblia políglota complutense se editó allí? Ni de que su imprenta produjo los libros de Erasmo, difundiendo las ideas de la Reforma. Nadie. Por eso, cuando sonaron las campanas de la Magistral sonreí feliz. La vieja y pobre Alcalá se lo merecía.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Reflexiones caminado hacia el quiosco


Para enterarse de algo de todo esto que es la política es preciso tener en cuenta nuestra condición de animales tribales. Es algo así como cuando íbamos al colegio y animábamos, los del 5º A, al equipo de nuestra clase, y los de 5º B eran, poco más o menos, que una clase inferior de humanos. Otra de las cosas que son necesarias saber para entender de esto de la política -yo de políticas no entiendo, dice uno: pero estos del PSOE nos llevan a la ruina. Acabásemos. El que de política no entiende, !maria-manuela me escuchas! – es entender lo que la política tiene de Gran Hermano, el programa de televisión. En fin. Uno de los hechos más importantes de la semana, en materia política, ha sido el apoyo del presidente de turno de la Unión Europea para que España se siente en una de las silla de la cumbre internacional del G-20, con voz y voto. La clave de todo esto se encuentra en que en la “refundación del capitalismo”, como algunos dicen llamarlo, la voz de Europa tenga un peso mayor, con independencia que el debate ideológico interno europeo. Esto se merece una congratulación por parte de todo. El Partido Popular, como viene siendo costumbre desde hace unos 9 años para acá, por decir una fecha, anda más perdido que una tortuga en un garaje. Que la voz de Europa suene fuerte en las reuniones económicas es, como digo, una buena noticia. Si los del 2 de Mayo anduvieran más atinados en ver como anda el mundo, en vez de seguir dando al mamporro, a los tam-tam, y poniendo el viejo disco en el gramófono de la España Cañí, advertirían el hecho histórico de que Francia ceda su silla a España para sentarse en ella. Viajamos en el mismo barco, esta vez, los franceses, los españoles, los alemanes y los ingleses. Bye, Bye Trafalgar. Ortega, autor primero de la idea de Europa, estaría por fin contento. Los del PP, siempre tan desacertados en todo, enarbolando viejos patriotismos de pandereta, moño y moldeado, andan, como digo, que no se enteran de la jugada. No en vano adoptó su lider de entonces la más equivocadas de las decisiones posibles: buscarse como aliado a los neocons de Bush, teniendo una perspectiva, una vez más equivocada, de la política internacional. El ejemplo del presidente francés da una muestra por donde deben ir los tiros de reconstrucción del Partido Popular español, y dejar el viejo discurso de derechas recalcitrantes, por otro mas actual. Nada nos sorprendió a muchos en como se las gastan y así lo dijimos: para los que son más fuertes, les beso las botas, a los que son más débiles dos opciones: o que nos las besen o buen puntapié. Esas son la viejas derechas españolas. No otra cosa con más cabeza. Ese es su virus. Y si hablo de reconstrucción es porque sus pilares ideológicos están enfermos de esa enfermedad vírica que ataca los edificios. Nada nos puede sorprender ya. “En el PP hay algunos cobardes anónimos que reman en contra”, dice Cospedal. Aquí atrás un comentarista importante de los del bombo dijo que dentro de la derecha había mucho socialdemócrata encubierto. Cosa que es cierta. Personas que militan en el PP porque de chicos no les explicaron bien las cosas y han andado toda su vida sin saber de que va el rollo éste. Y que ahora empiezan a dudar. Gentes del PP, por qué no, que nacieron en colchones de helecho, y no termino de entender como vieron las cosas y miraron las plumas de sus colchones. Pero no es solo eso lo que les pasa. En fin, no se si me he ido por las ramas o a por uvas. Pero todo eso es lo que he pensado esta mañana, mientras iba a comprar el periódico al quiosco. En fin, que los del ABC se levantan esta mañana exasperados: ni pizca de gracia les ha hechos que el Sarko haya ayudado a Zapatero y, a la vez, no terminan de digerir lo del Obama. Muestra de esto último son los chistes tipo Berlusconi que no tienen ni pizca de gracia. De lo primero leáse su artículo sobre el proteccionismo. Lo que les digo. Perdidos y sin rumbo. No se dan cuenta los nuevos aires que revolotean, gracias a Dios, por el nuevo mundo y no son capaces de entender las razones morales por las cuales todos los miembros de la reunión, excluyendo a Bush, que ha hecho lo indecible porque España no estuviese sentado en ella, soliticitaban que España se sentase en la mesa. Los artículos de ABC de hoy sobre Obama y las críticas a Sarko van unidas en su interpretación

jueves, 6 de noviembre de 2008

Algo sobre la educación: ética dialógica

Un amigo, excelente conversador de política, tras excelentes vinos y copiosas cenas, y yo, hemos mantenido un debate al tanto de la Guerra Civil española. Hecho histórico de singular importancia y profundas heridas. Somos desde estas páginas conscientes de la importancia de aquella conflagración fraticida, a la que debemos respetar por los daños e historias familiares que hicieron sufrir a muchos compatriotas. Sirva como ejemplo aquel conflicto para recordar en lo que la política nunca se debe convertir. Al análisis sosegado de los hechos y el respeto por el diálogo entre las nuevas generaciones es preciso; en especial se hace necesario el uso de la razón ética para entablar conversaciones fuctíferas sobre ella. En especial, debemos barrer todas las pre-concepciones, esas que recibimos siendo niños, y que nos colocan una malla, al que esto escribe el primero, en nuestra mollera, y que nos hace ver los hechos con el cristal axiológico que nos implantaron durante nuestra educación (Leáse familiar, escolar -pública, privada -), tan importante para las que, posteriormente, van a ser nuestras opiniones. Soy un defensor a ultranza de "la educación pública". En un tiempo se pensó que esta sería el motor fructífero que traería la "regeneración" política, siempre tan necesaria en este país. Por suerte ya se ha ganado mucho, pero no lo suficiente. El debate sobre la educación pública-privada es inacabable, y eso tiene mucho que ver con las relaciones de Poder político que posteriormente vendrán a darse, y sobre la retícula con la que se comprenderán determinados hechos. Somos de los que pensamos que la educación debe servir, ante todo, para poner en tela de juicio todas nuestras concepciones axiológicas. Que nos sirva para comprender de donde vienen todos nuestros valores. Los sociólogos lo llaman "proceso de socialización"; algo más amplio es el concepto, similar, que usan los atropólogos, como "endoculturización". Comprender la naturaleza de este singular e importante proceso social es muy esclarecedor. Una vez conocidos de donde vienen nuestros valores, y puestos en tela de juicio, estamos más libres (objeto último de la educación) para posicionarnos políticamente -entendiendo la política como participación de la vida pública comunitaria-. Aún más: definiendo la política, para el futuro, como el lugar de la convivencia democrática, el argumento, el diálogo. Es lo que diversos autores, tales como Adela Cortina, ha denominado ética dialógica.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El marxismo es una religión

Aquí atrás expresé una idea: “La religión no es un humanismo”. En clara referencia a Sartre que sostuvo, al contrario, que el existencialismo es un humanismo, con argumentos que comparto. Ahora añado uno nuevo: “el marxismo es una religión”. Parece mentira que a las altura de milenio en el que andamos debamos mantener, aún, tales argumentos. Somos de los que pensamos que no vivimos en el mejor de los mundos posibles, aún: de que el hombre es un lobo para el hombre y que, por añadidura, esto es un valle de lágrimas. Si que pensamos que otro mundo es posible, pero de muy difícil práctica, máxime si son las ideologías las que se imponen. Neo-liberalismo, como epitome de la globalización y, en sentido contrario, anti-globalización. La postura ética, o la ética en sí, va más allá de esas cuestiones y su uso, cuando es tratado por las ideologías es muy sospechosa. Ideología consiste en interpretación de la realidad en base a una serie de postulados teóricos que, de por sí, hierran. Fallan. Aparecen como verdaderos, no siéndolos. El marxismo adoleció de ello. Primero: su pensamiento está conformado por el odio. Segundo: su interpretación de la historia es errónea. Tercero: Su análisis social adolece de una simplicidad sin parangón: El análisis de la evolución de la Historia, como lucha de clases, es del todo erróneo. Antropólogos más recienten, como Marvin Harris, analizan la evolución social a través de una asimilación más correcta del materialismo Hegeliano a como lo hace Marx. El materialismo cultural esta más acertado en el análisis. Y eso que Hegel, y su filosofía de la historia, son del todo criticables. Cuarto: el Marx economista falla en su teoría del valor. La teoría del valor se sustenta en que el valor de las mercancías es la del valor de trabajo simple incorporado. Falso. El valor de las mercancías es la satisfacción o utilidad que adquiere de ellas en comprador. Si Marx trata de montar su artificio sobre un error, todo lo que viene después el falso. La teoría de la plusvalía, por ejemplo. La doctrina marxista de que existe una fuerza cósmica llamada materialismo dialéctico es mera mitología. Sin embargo, sus errores teóricos no habrían importado tanto de no haber sido porque su principal deseo es ver a sus enemigos castigados, y a tal fin le importaba poco lo que le sucediera a sus amigos. Marx pensaba que el conflicto de clases siempre ha sido el movimiento de la historia y del cambio social, hasta que sus seguidores resulten victoriosos, tras lo cual la gente vivirá feliz por siempre jamás, como al final de un cuento de hadas. Sin embargo, lo que le inspiraba Marx no era la justicia: era el resentimiento. Como los desvalidos, argumenta, son más, y, por añadidura, están resentidos es la clave de la inestabilidad. Sin embargo, la motivación de este movimiento no estriba en un principio de justicia positivo, sino en un principio negativo de odio. No creo que a partir de tal principio sea posible crear un buen orden social. Marx no tuvo en cuenta otros factores extra-económicos para determinar la política y pensaba que eran solo los económicas las que influyen en la historia. Esto es: la codicia. Falso. Junto a la codicia, la rivalidad, la vanidad y el amor al poder, son, después de los instintos básicos, los principales hostigadores de cuanto sucede en política. Y de estas no están exentas, tampoco, los regímenes socialistas. Si el resentimiento es la base del marxismo y del primer socialismo. Dónde se sitúan “la izquierda democrática” o, socialistas no marxistas, cuyo afán es construir convivencia, si los marxistas lo que tratan es de manifestar su odio de resentidos de tal forma que si, alguna vez, llegan al poder lo que hacen es comportarse con los que antes “oprimían” en “oprimidos”. Si las izquierdas se comportan de esa manera pierden toda la autoridad moral que sus nobles principios pueden sostener. El único paraíso posible es el dique que “los ciudadanos” impongan a “los plutocratas”. El marxismo, guiado por el resentimiento, no puede eliminar la opresión de los oprimidos: para hacerlo se valen, también, de la opresión. Por ello adolecen de justificación ética y de toda razón.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Las declaraciones de Doña Sofía y el Opus

¿Quién se esconde detrás de las declaraciones de Doña Solía a una periodista y publicadas en libro? ¿Desliz de la casa real? ¿Error? ¿Que moto nos quieren vender con todo esto? ¿No les parece raro algo?. En fin seré breve: Ni las declaraciones de la reina han salido de la nada ni estás han tan sido inoportunas para algunas personas y sin estudio previo, por parte de otras, de lo que iba a ocurrir. Ya les comenté quienes son los demiurgos de la política en este país, donde se encuentran y como manejan los hilos: El Opus Dei. Que la bomba de ETA en un Universidad de esta institución y las publicaciones, bomba, de las opiniones de Doña Sofía se hayan dado simultaneamente no son hechos tan inconexos como pueden parecer, para entender lo que se cuece en la política de este país y las bisagras del poder. ¿A la casa Real se les ha colado Pilar Urbano? ¿Cómo que han aprobado la publicación desde dentro? ¿No les huele mal? Muchos no conocen, de verdad, como son las casa donde reside el poder en este país. Yo sí. Nadie ha comentado que Pilar Urbano pertenece al Opus y que la secretaria de la reina, Laura Hurtado de Mendoza, pertenece a la Obra. Para las familias que manejan el poder en España los últimas modernidades de la casa real no gustaban: no gustaban los posibles divorcios de infantas, matrimonios y consuegros divorciados... las familias que manejan el poder en España necesitaban saber la opinión de la Reina y orearla: la opinión de la reina es la opinión del Opus. ¿Coincidencias? El libro publicado sobre las opiniones de la reina, afirmo, va dirigido a un público específico, el Opus; y si de paso sirve para que el resto de la población sepa cual son las ideas que debe regir el en Poder, mejor. No es cuestión de ser detective privado o no; se encuentra en mirar las cosas con claridad y desvelar lo que que ocurre de verdad. Quien no lo vea: peor para él. Se las meten dobladas y tan contentos. A poco que se reflexiones sobre porqué se publica un libro con las opiniones de la reina, opiniones que coinciden en un 100% con la doctrina del Opus, está claro. Es sabido que la "casa real", no la familia real, está dirigida desde el Opus y por el Opus.¿ Nunca se han preguntado quien es la casa real? o ¿Quién escribe los discursos de rey? Respuesta: "La casa real". ¿Quién es "la casa real"? Respuesta:"la casa real" está compuesto por uno grupo de secretarios/as que son reconocidos miembros del Opus. Que salga ahora la reina "sacando" estas opiniones no son por generación espontánea. Así, se ha creido oportuno por "la casa real". Voces disidentes del Opus estaban molestos con algunos comportamientos.¿Quién puso al rey como rey? ¿Franco? Como sabemos el régimen tuvo dos fases. En una de ella Franco ni pinchaba ni cortaba. ¿No lo sabían? ¿A que cuento viene hablar la reina de los masones en el libro sobre ella? Y asegurar que ni ella ni su padre ni sus hermanos eran masones. Que algún familiar suyo si que lo fue, pero lejano. ¿Está claro no? ¿No son los masones el coco del Opus? Doña Sofía puede opinar de lo que quiera. La reina de España: no. Principalmente porque en este país la función política del rey, en el fondo, es tan solo una: ser el superior jerarquico militar de todos los generales. La historia de España ha enseñado que un militar solo hace caso a otro militar. Por eso, su deber, por el bien del país, es no ponerse de acuerdo con la opinión de unos "generales" sobre la de otros. La reina no puede opinar si ella misma no puede estar sometida a crítica. El Opus ha preferido, aún sabiendo el daño que podía causar a la imagen de la reina socialmente, lanzar este libro, para mantener calmados a su gran grupo de presión, que como digo, no es mayoría, pero que está compuesto por los William Raldolf Heast que viven en este país.