viernes, 25 de abril de 2008

All about Espe (Todo sobre Espe)



He de reconocer que Esperanza Aguirre es una gran actriz. Como es obvio, su interpretación más conocida y famosa ha sido la de Eva Harrigton, claro está, interpretado en el mundillo de la política: Se acuerdan ustedes de la cara de corderillo desangelado que ponía cuando los intrépidos reporteros del Caiga quien caiga la sacaban a las pantallas domingueras de después de misa. Igual, igual que cuando Eva, al desnudo, acudía a los camerinos de la gran Margo Channing en la famosa película all about Eve de Manckievicz. Fíjense, que ocurrencia, pensando sobre ello se me ha ocurrido una escena para el Guiñol: La vicepresidenta de la Vega haría de Margo en su camerino y, por supuesto, Eva, Eva, la gran Eva, sería Esperanza Aguirre. Extraordinaria película, de veras, ¡Vaya guión! Como la vida misma. Es sin duda una de las maneras que una mujer puede tener para ocupar el estrellato: sólo que, a mí, no me gusta: has estado muy bien, Eva, pero yo no me preocuparía tanto del corazón: siempre puedes poner ese trofeo en su lugar. La sinopsis de la historia es muy sencilla: Una perdedora apasionada por el mundo de la política asciende mediante la manipulación y el juego sucio, hasta conseguir su objetivo. Y arrampla con todo lo que se pone a su paso: extraordinarios políticos, como Gallardón, y buenas personas, como Rajoy. De todas formas: ¿De qué otra manera podía ser en un partido donde sus demiurgos son encopetados señores de la COPE, los Lyonel Barrymore de las finanzas y, por último, los senadores McCarthystas que dirigían la TVE? Ya lo digo yo: de ninguna manera. Así que esta señora se merece un reconocimiento. La idolatría y la ambición ocupan el centro de gravedad de Eva, como he leído, en torno al cual giran los sentimientos, la necesidad de ver reconocidos los méritos y de compensar la debilidad con el amor del público. Qué necesidad tiene Esperanza de ser amada: a pesar de formar parte de un juego sin otra regla que la de manipular al prójimo con la finalidad de alcanzar el estrellato o de mantenerse en una posición influyente. Aunque, claro está, a mí me gusta más ver a una ministra embarazada arengando a las tropas y mandando sobre rancios generales Gravinas, Cosmes Churrucas o Alcalás Galianos: valientes marineros de nuestra armada Invencible que fueron desarbolados, desmantelados, apresados y hundidos en el Desastre. Algo habitual, por cierto, de nuestra derecha ¿Cerril? secular: aquella que inyectaba soflamas en los estólidos periódicos del momento, el contraposición a los otros patrioteros del mismo tono propiedad de William Raldolf Hearst, con el objeto de hacernos a la mar en nuestras nueces de madera rumbo a Cuba.

Pero bueno, eso es otro tema, el de hoy es el de Eva-Esperanza. Esta señora, ¿Liberal?, que firma acuerdos maquiavélicos con Monseñor Rouco (el poder de las Ondas valetudinarias en las tiendas tradicionales, que aún quedan, de Pontejos). Acuerdo suscrito en la Comunidad de Madrid, por lo pronto, del que discrepo enérgicamente. Ven ustedes los que les vengo diciendo sobre las teocracias: pues, sí, estos señores jerarcas purpurados quieren colocar digitalmente hasta sus sacerdotes en los comités éticos de los Hospitales. ¡Macarena! Y porqué me opongo a ello: lo expreso sucintamente porque necesitaría más espacio, pues, entre otras miles de cosas, porque estos señores sacerdotes no están preparados para debatir o aconsejar sobre materias de la vida: por lo menos así lo veo yo. Su formación no es la adecuada para debatir temas éticos: pues estos señores no saben de vida de la misa a la media. Por lo pronto, su formación escolar se hizo en seminarios donde, sobre todo, faltaba la mitad – y para mi más bello elemento- de la vida: Las Evas, no solo las Esperanzas Aguirres, sino las Carmen Chacón y otras muchas y admirables mujeres les faltaron como compaeñras de pupitre: Esas que, como les han inoculado, nos hicieron, gracias a Dios, morder de la manzana de la Ciencia del árbol del bien y del mal. La verdad es ques estos señores de la Derecha no tienen término medio, o le gustan las Mamma Chicho, como a Berlusconi, - luego eligen las tipo Esperanza Aguirre como esposas-, o las deploran del todo. Cásense ustedes, señores curas, (que les diría Erasmo) y tengan prole: así sabrán más sobre la vida y dejen a los especialistas y sabios auténticos, los filósofos, que debatan sobre las materias éticas. Y es que, repito, un sacerdote, además de saber poco sobre la vida, su formación a rasgos generales es ínfima y sesgada (eso, es cierto, no quiere decir que haya sabios entre ellos, que sin duda que los hay: pero estos han de ser llamados a los comités éticos no por nombramiento del jerarca de turno, sino por su reputada y demostrada sabiduría reconocida por la sociedad toda). En fín, Graduados en Sigüenza, que es como quien dice en la Universidad con menos nivel de nuestra España humanista. Los contenidos teóricos que se imparten se han quedado, como poco, en San Agustín, y a lo más, en Santo Tomás: vamos que Scoto y los nominalistas ya son demasiado moderno para ellos. Eso, en cuanto a su asignatura principal, la Teología, porque el resto de contenido curricular son: las oraciones y las letanías; filosofía y letras también estudian, sí, pero no lo suficiente: Mantengo que solo los profesionales de las Ciencias que han reflexionado sobra la deontología y los filósofos pueden estar en comités éticos: los sacerdotes no. No están preparados para ello. Vean ustedes sus contenidos formativos: 4 años de Teología: Biblia, fundamentos de la fe, Dios, Jesucristo, la Iglesia, el hombre, los Sacramentos, la Moral cristiana, la Espiritualidad, Hª de la Iglesia, Liturgia, Derecho Canónico, Pastoral, Catequesis, etc. : me alegro que Zubiri –filósofo por el cual llegué a Ortega- se casase. Preparados están, eso sí, pero no para debatir sobre cuestiones éticas para el común de la humanidad, pues les faltan otras materias más imprescindibles para debatir sobre cuestiones morales pero, sobre todo, otras experiencias vitales humanas más amplias que las homófobas de los seminarios. Están preparados, más bien, para colocar los cencerros que más abajo dibujé a los que se dicen liberales. Con perdón si molesto, pero a estos señores les falta algo esencial para la vida: les faltan las EVAS; Esperanza Aguirre es un ejemplo de EVA, sí, pero hay más, muchas más: ¡Y lo que se pierden es morrocotudo! Así que no me hablen ustedes de ética.

1 comentario:

paredes dijo...

De ética poco pueden hablar, pero de hipocresía mucho.Un obispo decía hace unos días que había que sufrir , que no es malo el dolor.Al igual que el canalla de Lamela, que por su culpa muchos enfermos están sufriendo dolor, debido al miedo a suministrar fármacos que alivien por parte de médicos perseguidos por estos acólitos de clérigos y "Esperrancias".